FAMILIA

Aprendizaje constante
por Marta Cecilia Vergara A.

Los hijos van creciendo y los padres pretendemos seguir la misma rutina, las mismas costumbres, las mismas exigencias de cuando eran más pequeños, y se presentan situaciones difíciles porque, cuando ya hemos logrado la armonía que queríamos en el hogar, brotan necesidades nuevas por parte de ellos.

Por eso debemos ir por delante, prepararnos constantemente para ser mejores personas y, con el mismo amor de siempre, ayudarles a crecer. Al ser mejores personas, los hijos tendrán un mejor ejemplo y una mejor imagen de sus padres, que querrán imitar. Además aprender a ir modificando la vida familiar de acuerdo a las edades de los hijos, y en la adolescencia ser un apoyo de la forma que más los ayude a llegar maduros a la juventud.


El adolescente pone en tela de juicio todo lo que hasta ahora parecía seguro e incuestionable. Es una etapa de afianzamiento y enraizamiento profundo en esas normas y valores en que había sido educado, recogiéndolas y asumiéndolas desde ese momento como algo propio.
Por esto en las etapas anteriores es tarea fundamental de los padres buscar vivir esos valores y esas normas que consideran importantes para la vida; vivirlos, no como algo rutinario, sino con convicción personal.


Algo que impulsó al conocido actor Eduardo Verástegui a cambiar el rumbo de su vida fue una pregunta de su profesora de inglés. Le preguntó: “¿Cómo quisieras que fuera el esposo de tu hija?”  El hizo una descripción de las cualidades que para él eran importantes en alguien que merecería ser el esposo de su hija.  Su segunda pregunta fue la que lo hizo reflexionar y plantearse su cambio: “¿Y así eres tú?”.

 

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