ETIQUETA

Consejos para la Cuaresma
por  Lily Mosquera de Jensen

El Papa Francisco, a quien seguramente tendremos presente ahora durante su visita a México, nos ha propuesto  15 sencillos actos de caridad, que podrían ser “el mejor ayuno” en esta Cuaresma. Sin duda son consejos acertados y sencillos, del día a día, basados en la generosidad individual que él define como uno de los sentimientos más satisfactorios del ser humano, cuando sale del corazón.
Nos recomienda sonreír, pues un cristiano debe ser alegre. Agradecer siempre y manifestar a los demás cuánto los amas. Ayudar a quien lo necesite y saber escuchar pues es posible trasmitir buen ánimo o un buen consejo, o celebrar las cualidades y éxitos del otro. Cuando sea necesario, corregir con amor. Siempre, tener detalles amables con los que tenemos cerca.

Además nos propone “el mejor ayuno” en esta Cuaresma, que me pareció muy acertado y beneficioso, porque su objetivo es mucho más contundente, ya que los beneficios llegan no solo a quien lo practica sino a nuestros semejantes.
Siempre he pensado que en muchas ocasiones practicamos la abstinencia sin el debido sentido de limosna ni la intención de sacrificio, y al compararlo con lo que nos propone el Papa, alcanza un significado con valor positivo y verdadero, cuando nos aconseja:

Ayunar de palabras hirientes y trasmitir palabras bondadosas. Evitar los enojos y llenarse de paciencia. Ayunar de pesimismo y trasmitir esperanza y optimismo. No cultivar tristezas y amarguras, sino colmar de alegría el corazón. Evitar las preocupaciones y sentir plena confianza en Dios. Manifestar disposición de perdonar y demostrar actitudes de reconciliación. No tener la costumbre de quejarse y disfrutar las cosas sencillas de la vida. No agobiarse de presiones y poder sentir pleno el corazón.
El Papa nos da estos consejos, pero tengamos presente que el ayuno y abstinencia del miércoles de Ceniza y del Viernes Santo sigue vigente, lo mismo que la abstinencia los viernes de Cuaresma, así que no hay ningún cambio. No olvidemos que Jesús vino para enseñarnos a amar; nunca olvidemos el poder del amor.

MODA

La moda, juego fascinante
por Eva María de Trujillo


Mínimo dos veces al año se renueva en las grandes pasarelas  (Paris, Milán, Londres, Nueva York…) la paleta de propuestas de los famosos diseñadores. Muchas son aclamadas; se perfilan las tendencias que son difundidas por los medios de comunicación; las industrias de confección acogen algunas en su producción y la publicidad promueve la distribución masiva, apelando a nuestra vanidad y nuestro deseo de estar “in”.
Lo novedoso siempre atrae, porque lo rutinario aburre.
De sobra sabemos las mujeres que la moda es efímera y que la ropa que ahora se nos ofrece en los almacenes, en realidad ya pertenece al pasado, viene caducada, pues están por llegar a las bodegas las cajas con la “nueva colección” que mañana llenará las vitrinas. Apenas algo se pone de moda en la ciudad, ya está anticuado. Y aún así compramos, sabiendo que nada hay más anticuado que la moda de ayer. Y compramos porque la voz interior del espíritu gregario susurra:  “¡Todas lo tienen!” y por eso: “¡yo también lo tengo que tener!”.

¿Acaso pretendo decir que nos olvidemos de la moda?
¡Jamás! La moda femenina es un mundo tentador con su permanente vaivén. Y eso es bueno; nos mantiene con ánimo joven y además proporciona trabajo para mucha gente. No hay mujer que pase por una vitrina sin mirar qué se “está usando”. No hay quien no mire una revista de moda para ponerse al día. A cualquier edad. Porque mientras vivamos, nos interesa la propia imagen, nos divierte renovarla, nos preocupa vernos atrayentes y agradables. 

Pero… ¿y cuál es el pero? Que no podemos volvernos adictas, ni “fashion victims”, víctimas de la moda que compran desenfrenadamente y sin criterio lo que no deben, y deben lo que compran. 
Hay que manejar la moda con señorío.

Hay que saber discernir, con autocrítica y autodominio, buscando siempre el propio estilo.
La moda es un juego y en el juego hay quien pierde y quien gana. En la moda pierde la que pierde su personalidad, o sea, pierde la que se pierde a sí misma, su dignidad, rebajándose a ser menos que una persona libre. Gana quien conserva su identidad, su singularidad, su estilo personal, su belleza, su libertad.

FAMILIA

Parar y pensar
por Marta Cecilia Vergara A.

Para recuperar fuerzas, el descanso. Pero para corregir el rumbo, hay que parar y reflexionar.
Tenemos tanto por hacer que es importante lograr unos momentos de soledad y silencio para pensar, evaluar, hacer planes, definir metas y encontrarse con Dios.
Siempre estamos tomando decisiones, y tenemos la responsabilidad de tomar decisiones correctas sobre nuestra vida, sobre nuestra familia y sobre nuestra participación en la sociedad en que vivimos.
Hay tantas cosas que nos distraen a diario, como por ejemplo las redes sociales, que a veces no dedicamos el tiempo necesario al trabajo, al esposo, a los hijos, al estudio, al ejercicio, y de pronto nos vemos azarados porque nos falta tiempo de tal forma que no podemos ni siquiera dedicar tranquilamente un domingo a la familia y, por supuesto, no logramos concretar unos momentos para el recogimiento interior y la reflexión.


Vale la pena pensar si lo que hacemos en un momento dado es realmente importante o si estamos perdiendo el tiempo o si, lo que es peor, nos hace daño a nosotros y a nuestra familia.
Conviene saber si tanto "ruido" que a veces nos domina, nos lleva a ser mejores personas, a crecer en amor de Dios y a lograr nuestras metas propuestas.
¡Tómala suave! - dicen algunos, y me parece un buen consejo. Parar en medio de los afanes nos ayuda a ver lo que estamos olvidando. En la vida hay que dar más espacio a lo importante.

SALUD Y BIOÉTICA

Vivir la santidad también es un tema de Bioética
por Sonia  A. Muñoz F. MD

Cuando empieza cada nuevo año podemos hacer propósitos de todo tipo: profesional (estudiar un idioma o hacer un postgrado), de salud (cuidarnos más, comer menos), de familia (ser mejor esposa, hija, hermana o madre o tener otro hijo), de trabajo (buscar un ascenso, conseguir empleo), de estudio (aprender mucho más), de turismo (conocer, visitar, viajar), etc.

Todas las metas a conseguir, requieren de esfuerzo y alegría; y se logran por medio de hábitos operativos buenos, que no son más que las virtudes.
Vivir las virtudes a diario y en las cosas más pequeñas, nos llevan al fin último que es ser una persona mejor cada día, para conseguir la santidad.
Una persona virtuosa, en forma consciente o no, está buscando parecerse a Cristo que es el modelo, es El que Es.
Y el tema de hacer las cosas bien, desde lo personal a lo profesional, requiere el respeto a la vida y dignidad de los demás: tratar a los otros como quisiera que me traten a mi - desde la empleada del hogar hasta mis compañeros de trabajo -, hacer sentir a mi esposo que es lo más importante para mí, comprender, respetar y exigir a mis hijos, no juzgar las personas sino el hecho, ver lo positivo de las situaciones difíciles, dar un buen consejo, votar  y participar en lo político, demostrar públicamente el amor por la vida humana naciente y terminal, aprender a vivir en comunidad con respeto, decir siempre la verdad en forma prudente, etc. Todo lo anterior, es tema de la bioética.


Así que con ánimo, alegría y paz a vivir el 2016, Año de la Misericordia, que nos facilita vivir todos los contratiempos de la vida diaria, en forma virtuosa.
Y como dijo sabiamente el Papa Francisco, podemos tener momentos de enojo, siempre y cuando, no sean de ira, sino con el propósito de corregir y enseñar con amor.