DOCTRINA Y VIDA

SER FELIZ
por Concepción Campá

Lo que más anhelan las personas es la felicidad. Es un sueño, algo abstracto y muy subjetivo. Se configura de manera diferente para cada persona en las distintas etapas de la vida. Lo que hace feliz a un niño o un adolescente en la etapa de los sueños, a un profesional, a una madre o un padre de familia, a una persona en la edad madura o en la vejez, no es lo mismo. 
Para cada persona, a su manera, ser feliz consiste en alcanzar la plenitud en su proyecto de vida o, mientras lo consigue, en lo que se propone vivir para llegar a ese objetivo.
En general nos hace feliz aquello que aporta un bien espiritual, material, intelectual o dé alegría, lo que subraya nuestra identidad, lo que nos ilusiona, lo que hace sentirnos apreciados, útiles y amados. Las cosas no dan la felicidad sino por un corto tiempo y dejan un vacío.
Para ser felices, creo que es importante tener clara la misión que centra nuestra vida, y así poder combatir lo que puede quitarnos temporalmente la felicidad, tales como las preocupaciones o los miedos que nos acechan, tanto nuestras como de nuestros seres queridos. A veces es difícil sentirse siempre tan feliz como nos gustaría, por eso conviene dejar de lado esos temores de algo que no va a suceder y esos recuerdos de vivencias amargas que no se repetirán. Hay que dejar el pasado y el futuro en las manos de Dios, y concentrarse en vivir el presente de la mejor manera, trabajando con mucho amor y con la confianza puesta en El. 

Mi principal consejo para ser feliz, es ser agradecida, siempre. Agradecer a Dios todo lo que nos ha dado y nos da aún sin darnos cuenta; y dedicar a diario un buen rato para decírselo, de tú a tú. 
Y a los demás también agradecerles, aceptarlos, comprenderlos, perdonarles, sonreírles, tener detalles, hacer el bien y no esperar una absoluta armonía con todos.

Acepta tu vida y acéptate. Sé tú; recuerda de dónde vienes y para dónde vas. Cuida la salud, tanto física como espiritual, para poder servir mejor. Y date un gusto con algo que eleve el espíritu, la música, las artes, haz deporte y disfruta esas pequeñas cosas bellas que te alegran.

SALUD Y BIOÉTICA

TENEMOS UN ENFERMO EN CASA (1)
por Sonia  A. Muñoz F. MD

Vamos a hablar de ese momento en el que tenemos en casa un ser querido que está enfermo, o un adulto mayor, que requiere cambios y cuidados adicionales, por parte de todo el entorno familiar.
A menudo estas enfermedades son inesperadas o no estamos preparados para los cambios que produce la senilidad en esas personas importantes para nosotros.
Requieren de nuestro tiempo y cuidados, todos tenemos que asimilar la enfermedad y se altera el orden del hogar. Entonces, ¿qué hacer?

Aquí les doy algunas ideas que pueden ayudar en torno al cuidado del enfermo:

Igual que cuando estamos enfermos nosotros, no preguntarnos: ¿por qué?, sino ¿para qué?. ¿Que estamos aprendiendo de este episodio doloroso? Y ayudarle al enfermo a ver eso que estamos descubriendo.
Permitir que el enfermo viva su proceso de duelo, con las fases normales de negación de la enfermedad: enojo por considerarse una víctima injusta de la situación, negociación con Dios “déjame vivir al menos hasta que…”, depresión y, finalmente, aceptación del momento que se está viviendo.
Adaptar el hogar a las nuevas necesidades del enfermo: mover muebles, alquilar  camas o aparatos que faciliten su cuidado.
Recordar que todo enfermo tiene derecho a saber su diagnóstico y pronóstico de la enfermedad, así como a conocer su tratamiento en forma detallada, si lo requiere. 
Ocultar estos datos al enfermo, habla más de nuestros propios temores. ¡Cuando un paciente se va a morir, ya lo sabe, aunque todos pretendamos ocultárselo! Y esta persona tiene derecho a tener tiempo para organizar sus asuntos personales y espirituales.
Distraer al enfermo con actividades lúdicas, que les hagan pasar momentos amenos.
Dialogar con el enfermo acerca de los sentimientos que le producen su enfermedad, el dolor y sus limitaciones actuales.
Si hay llanto en el enfermo, permitirle que lo exprese guardando silencio, o dando un abrazo; pero acompañando en todo caso. Si el llanto se torna muy frecuente, consultar, porque puede tratarse de una depresión que requiere tratamiento. 
Permitirle al enfermo recibir ayuda espiritual y respetar sus creencias.
Realizar actividades en torno al enfermo o adulto mayor, afianzará los lazos familiares, distraerá al enfermo y al cuidador, sanará heridas, permitirá pasar momentos agradables, reunirá a personas queridas que hace tiempo no se ven y se hará la carga menos pesada.

DE TODO UN POCO

CUANDO LA FAMILIA VIVE LEJOS 
por María Beatriz Toro de Luna

Ahora la mayoría de los padres tenemos a nuestros hijos viviendo en diferentes ciudades del país, y muchos, diseminados en otros continentes. Es lo que nos ha tocado vivir y tiene sus más y sus menos, como todo en la vida. 
Vivir lejos de los padres facilita la unidad de los jóvenes esposos, la cooperación entre si y valorar lo que es la familia grande; pero entre las desventajas, sentimos la ausencia física en las celebraciones alegres y en los eventos familiares dolorosos. 

Las comunicaciones efectivas e instantáneas de esta época mitigan bastante el dolor de la ausencia, pero lo real prima sobre lo virtual, y cuando nuestros hijos y nietos nos visitan, se ensancha el corazón por la alegría y felicidad, se estrechan los lazos familiares, se afianzan las costumbres, se reviven los recuerdos…
  
Con su visita se nos “complica la vida” en el buen sentido, cambiando nuestras costumbres quizá anquilosadas debido a la calma de la madurez, por aquellas novedosas de nuestros menores que nos ayudan a activar la mente y el cuerpo; y ellos también cambian ese agite de la prisa por vivir en aras de la calma que requieren sus abuelos.

Nosotros rejuvenecemos con los proyectos de los nietos y éstos adquieren la cultura de la experiencia de sus abuelos. A nosotros los mayores, hasta la salud y el ánimo se nos mejoran y logramos, gracias a la buena compañía, realizar actividades que dábamos por imposibles antes de recibir la motivación de la alegría y unidad familiar.

Los buenos hijos comprenden que, tanto en la edad madura como en la vejez, los padres necesitamos, deseamos y esperamos estos reencuentros familiares, que son fuente de gozo y sana alegría, que queremos revivir cada uno de esos momentos trascendentales de nuestra existencia sin la premura de la comunicación inmediata, con el gozo de disfrutar de nuevo de esos dones de Dios, como el nacimiento de un nuevo nieto, como los triunfos deportivos, estudiantiles y profesionales; o como la transmisión cara a cara de proyectos de vida trascendentales.  Y con todo esto también se reviven -ya sin dolor y con alegría- los momentos difíciles de la vida ya superados . 

Todo esto es un motivo más para dar gracias a Dios por todo lo bueno recibido y por lo que no nos parece bueno, pero que a la postre resultó muy bueno.

ETIQUETA

APROVECHEMOS EL MICROONDAS
por  Lily Mosquera de Jensen

En una encuesta realizada recientemente entre las amas de casa en Norteamérica, les preguntaron cual era el electrodoméstico que más usaban; por una gran mayoría la respuesta era el horno microondas. En nuestro país todavía es un artículo de lujo y la gran mayoría de hogares no cuenta con él, pero si usted le pregunta al ama de casa que no lo tiene, seguro está entre sus próximas prioridades. 
Personalmente, confieso que cuando mi marido me regaló el microonda de cumpleaños, estuvo guardado otro año antes de que lo desempacara; no sentía que lo necesitaba. Hoy día corroboro la encuesta norteamericana ya que es el implemento que más uso. 

Realmente no cocino un plato de principio a fin en el microondas, pero lo empleo para descongelar, para derretir y sobre todo para calentar. 
Sin embargo siempre encuentro algunas recetas prácticas y rápidas que vale la pena ensayar. 
Por ejemplo, estas Pechugas de Pollo con hueso: . 
Ya aliñadas con sal y pimienta, se envuelve cada mitad de pechuga en plástico y se ponen cuatro pedazos en un plato pando en el microondas, en calor medio-alto, por 5 minutos, volteándolas a los 3 minutos. Se dejan reposar 5 minutos. Si acaso al desenvolverlas les falta cocción, se ponen otros 20 segundos o más. Estas pechugas quedan jugosas y listas para picar y usarlas en ensalada de pollo, o para mezclarlas con una salsa para acompañar la pasta.

MODA

VESTIDOS DE FLORES
por Eva María de Trujillo


Afortunadamente estamos viviendo el renacimiento del vestido y de la falda; e igualmente, un auge de los estampados florales. Son los favoritos del verano.  
Las flores dan sensación de alegría y frescura en linos y algodones; son muy románticas sobre telas fluidas y ligeras; y tienen la ventaja de que permiten -e incluso exigen- que los accesorios sean muy sencillos.  
Los estampados vienen con flores grandes o medianas, sobre fondo claro u oscuro, y también los hay de flores diminutas, las famosas ‘petite-fleur’. Su encanto aumenta cuando la prenda se confecciona con delicados volantes.   
¿Cómo se llevan?
En los estampados rige la ley del amor a primera vista. Si dudas, no lo compres. 
Si quieres verte más romántica, escoge un diseño con volantes.
Si quieres verte más sofisticada, escoge un corte asimétrico. 
Si llevas un vestido camisero estampado, combínalo con un cinturón liso.
Si no quieres verte demasiado cubierta de flores, lleva el estampado solo en la falda -midi o larga- y combínala con un top liso del color del fondo del estampado.
Si no quieres verte recargada, usa tu vestido estampado con pocos accesorios y muy sencillos.
Recuerda que las flores grandes llevan las miradas hacia la parte del cuerpo donde quedaron ubicadas. Si no deseas resaltar ciertas partes es mejor llevar allí una prenda oscura.
El tamaño de las flores debe tener relación con las proporciones de tu cuerpo. Si eres delgada y frágil, lleva estampados delicados y florecitas pequeñas. Si eres de talla grande puedes llevar flores grandes.
Si tienes piel, cabello y ojos claros, no convienen los estampados de contrastes fuertes, pues son demasiado dominantes; te harán desaparecer detrás del vestido.

¿Las flores me hacen ver más gorda?
Bien pensado, el estampado floral puede producir efectos maravillosos. Las flores sobre fondo oscuro tienen efecto adelgazante y si el estampado es parejo encubre y disimula los defectillos; en cambio, los estampados claros de contrastes fuertes aumentar ópticamente el volumen corporal. 
Si la tela es rígida o gruesa, los estampados florales te harán ver más voluminosa. 
Las telas fluidas, ligeras, de caída suave, en cambio, se adaptan a la figura y la hacen ver más delgada; pero exigen, eso sí, un forro y ropa interior invisible. 

Aunque haya quienes te digan que ahora está de moda mezclar dos estampados florales, no lo intentes: déjale esa tarea a las expertas en estilo.