REFLEXIÓN NAVIDEÑA


El Pesebre, esencia de la Navidad
Una imagen vale más que mil palabras y el pesebre definitivamente representa la esencia de la Navidad. Las figuritas del pesebre, puestas con cariño en el hogar, invitan a adentrarnos en el significado de esta entrañable fiesta. Ilustran el suceso central de la historia de la Humanidad, a partir del cual contamos los años de nuestro calendario.
Con todo el respeto que se merecen todas las creencias religiosas de este planeta multicultural, insisto en que lo que nosotros los cristianos celebramos en cada Nochebuena es el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, quien por amor quiso compartir nuestra condición humana, naciendo en un pobre establo, en un insignificante pueblo, en un país dominado por una potencia extranjera, confiando en medio de la persecución su frágil vida a una doncella adolescente, la Virgen María, y a José, un joven artesano, quienes desplazados debido a un censo, no encontraban posada en Belén y tuvieron que huir de un gobernante que ordenó una matanza de niños recién nacidos. Sí, un Dios que vino a darnos su infinito amor en medio de nuestras dificultades y penas, esto es lo que conmemoramos en la Navidad.
El pesebre tiene muchas lecciones que darnos: nos enseña la humildad y el desprendimiento de los bienes materiales, nos enseña el valor de una vida humana y de una familia unida, compuesta de hombre y de mujer. Me impresiona el hecho de que, al venir a nuestro mundo, Dios quisiera prescindir de honores, de poder, de riquezas y comodidades, pero no de renunciar a nacer en el seno de una familia. Impresiona que hasta Dios quisiera necesitar de un papá y de una mamá para desarrollarse normalmente como cualquier niño feliz.
Por: Eva María de Trujillo. 

DECORACIÓN NAVIDEÑA

La Corona de Adviento


Adviento es el tiempo de preparación para la venida de Jesús. Son los cuatro domingos antes del 25 de diciembre. Siempre que se espera un bebé la ilusión va creciendo a medida que se acerca la fecha. Desde hace siglos, en muchos países, los católicos  el primer domingo de Adviento preparan una corona de ramas verdes, adornada con motivos alegres (semejante a las de poner en la puerta, pero para poner horizontalmente sobre una mesa). En ella colocan 4 velas gruesas que van encendiendo una el primer domingo, esa y otra más el segundo domingo, y así sucesivamente hasta encenderlas todas. Hay familias que ponen la corona como centro de mesa en el comedor y durante la comida encienden las velas correspondientes.  En la noche de la Navidad se encienden todas.



FAMILIA

                         
Sembrar para tiempos difíciles
Por: Elizabeth Aguilar

Cuando mi esposo falleció en un accidente hace 14 años, mis hijos tenían 6,12 y 19 años. Cada uno era un mundo diferente por su edad. Tenia que vivir mi propio duelo y ayudarles a ellos.

Con la ayuda de Dios y el amor de familiares y amigos fuimos saliendo adelante, pero creo que lo que más me ayudó  fue el haber sembrado junto con mi esposo valores en los hijos que alivianaron mi trabajo. A los tres se les prodigó amor, educación y atención pero a cada uno se le hizo sentir siempre especial, único, amado y aceptado tal como era.

Les disciplinamos con amor, no les estábamos comprando juguetes y ropa por cubrir un capricho, solo sí realmente lo necesitaban y sí no, tenían que esperar para el cumpleaños o la Navidad. En ocasiones las conseguían con su propio esfuerzo. Desde muy pequeños los motivamos a tener sus propios negocios: hacían helados, galletas, chocolates  que vendían a familiares, conocidos y vecinos. Aprendieron a ahorrar y ser detallistas comprando los regalos de cumpleaños o navidad para la familia o amigos.

Tratábamos de que cada ocasión, desde el evento más sencillo, fuera especial y que lo pasáramos contentos sin gastar mucho. Vieron siempre el amor que nos prodigábamos y se les dio ejemplo de generosidad y fortaleza ante las dificultades, lógicamente escuchándoles primero y permitiendoles desahogarse. Pero lo más importante; enseñándoles a tener siempre a DIOS EN SU VIDA.

“Papás siembren y no dejen de sembrar”.


DOCTRINA Y VIDA


Año de la Fe 
Por: Concepción Campa

El 11 de octubre pasado el Papa Benedicto XVI dió inicio al Año de la Fe para todos los bautizados. Este detalle me parece muy importante porque no solo es para los que queremos y amamos nuestra Fe, sino para todos aquellos que la recibieron por el Sacramento del Bautismo, así cuenten con Dios o lo tengan olvidado en sus vidas.

El Papa en la homilía de ese día memorable explicó por qué ha convocado un año de la Fe. Qué bueno que lo haya hecho, porque muchos pensábamos ¿era necesario poner un año de la Fe?
Nos dice Benedicto XVI: "En estos decenios ha aumentado la desertificación espiritual. (...) Se ha difundido el vacío (de Dios). Pero precisamente a partir de la experiencia de este desierto, de este vacío, es cómo podemos descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres. En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir, así, en el mundo contemporáneo, son muchos los signos de la sed de Dios, del sentido último de la vida, a menudo manifestados de forma implícita o negativa (...)

En otro momento dijo así el Papa:
Pero -nos preguntamos- ¿la fe es verdaderamente la fuerza transformadora en nuestra vida? ¿O es sólo uno de los elementos que forman parte de la existencia, sin ser el determinante que la involucra totalmente? Con las catequesis de este Año de la Fe querríamos hacer un camino para reforzar o reencontrar la alegría de la fe, comprendiendo que ésta no es algo ajeno, separado de la vida concreta, sino que es su alma. La fe en un Dios que es amor, y que se ha hecho cercano al hombre encarnándose y donándose El mismo en la cruz para salvarnos y volver a abrirnos las puertas del Cielo, indica de manera luminosa que sólo en el amor consiste la plenitud del Hombre. (...) 

SALUD Y BIOETICA


La objeción de conciencia
Por: Sonia A. Muñoz F. MD

Ahora que están en discusión los temas sobre el aborto y la eutanasia a nivel de las Cortes y el Congreso que violan claramente el derecho a la vida y el respeto por la dignidad de la persona humana; cobra una importancia actual el tema de la Objeción de Conciencia.

La objeción de conciencia es “el derecho al incumplimiento de un deber legal por razones de conciencia, en el caso de que estos deberes se opongan a las convicciones personales”. Este derecho es amparado por el artículo 18 de la Constitución Política de Colombia, según el cual  “Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias, ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su conciencia”.

Este derecho se aplica a la libertad de enseñanza, al servicio militar, a las obligaciones laborales y a la obligación de prestar juramento. En el área de la salud este derecho se vuelve relevante y lo puede ejercer el profesional sanitario cuando considera que debe incumplir por razones de conciencia un deber legal de una prestación sanitaria o su cooperación a ella, como por ejemplo cuando el médico o cualquier profesional de la salud, se niega a practicar o a colaborar en la realización de un aborto voluntario o “terapéutico”, se niega a formular contraceptivos o anticonceptivos, se niega a aplicar la eutanasia en sus pacientes terminales o con enfermedades crónicas e incurables, no participa en procedimientos relacionados con técnicas de reproducción asistida o manipulación de embriones humanos con fines investigativos o reproductivos, etc.

El objetor de conciencia debe manifestar públicamente y por escrito a sus superiores inmediatos en la institución donde labora, dando sus argumentos, que incluso pueden ser de tipo religioso o asociado a sus creencias. Además el objetor debe dar testimonio en su diario vivir, de la unidad de criterios y su comportamiento social, familiar y personal, debe ser acorde y coherente.

MODA

La Base de la Elegancia
Por: Eva Maria de Trujillo

La elegancia de una mujer no está sólo en el vestido que lleva, aunque le haya costado mucho y esté a la última moda. La elegancia no es algo que ella pueda comprar y ponerse para ocasiones especiales o para tomarse una foto.  

Es cierto, por supuesto, que una persona se verá mejor si ha seleccionado adecuadamente las prendas que lleva, pero se necesita algo más que ropa, zapatos y adornos para SER elegante. Precisamente ahí está la clave: la elegancia es una cualidad del SER y no del TENER.  
La elegancia se da, cuando se logra la armonía de una serie de elementos “visibles”, como el arreglo personal, el porte, los gestos, los buenos modales y la delicadeza en el trato con los demás.  

Esos factores “visibles“ se basan en una  infraestructura humana “invisible“ que son la finura del alma, la nobleza de las intenciones y los buenos sentimientos. La  base de la elegancia femenina es la delicadeza, resultado auténtico de buenas costumbres adquiridas desde niña a través del ejemplo recibido y las correcciones aceptadas como adolescente, así como del esfuerzo que como adulto se sigue haciendo por vivir a diario todas las virtudes humanas, sobre todo la sencillez, la alegría, la modestia, el pudor, la bondad.  
Así como su elegancia no está en el vestido, su buena educación no es un mero barniz de cortesía hipócrita, ni un conjunto de reglas de etiqueta que sabe en teoría.  
La elegancia y la delicadeza de una mujer están en su alma.  

ETIQUETA

Etiqueta y Protocolo
Por: Martha Olga Botero

En esta entrega de pequeños pero importantes comentarios sobre Etiqueta y Protocolo, tendremos oportunidad de tocar temas muy necesarios para nuestro mejor desempeño social, pero sobre todo, para educar mejor a nuestra familia.

Desde hace algunos años ya no les enseñan a los niños, en los colegios, ni urbanidad, ni cívica y el tema de valores y virtudes lo tratan con tanto recelo que parece que fuera prohibido. En este espacio podremos repasar aquello que nuestros padres nos enseñaron a nosotros.

La autoestima, la personalidad y la autosugestión
Para proyectar una imagen favorable ante los demás, debemos tener ante todo, una autoestima alta que nos coloque en una posición favorable frente a  los que nos rodean. La autoestima, pues, debe ser nuestra compañera inseparable en los buenos y en los malos momentos de nuestras vidas.

La personalidad hay que trabajarla y pulirla para quitar aquello que nos perjudica y fortalecer las cualidades y valores que nos aporten beneficios personales, a nuestra familia y a la comunidad. Es pues, el sello que nos caracteriza y marca nuestra individualidad. Si tenemos alguna faceta para mejorar, mejorémosla lo antes posible. Para lograr mejores cambios debemos recurrir a la autosugestión. Nuestra mente debe ser siempre positiva, porque contamos con Dios que siempre nos ayuda cuando se lo pedimos. Si yo soy positivo y me propongo lograr algo, venciendo incluso grandes obstáculos, seguro que triunfaré. Si de antemano pienso que voy a fracasar, así será.