FAMILIA

DEPORTE EN LA ADOLESCENCIA
por Marta Cecilia Vergara A.

¡Que tus hijos lleguen a la adolescencia haciendo deporte! 
Alguna vez escuché que es a través del deporte cuando los niños ejercen su libertad. Y qué mejor oportunidad para ayudarlos a crecer en medio de una actividad que, además de fortalecerlos físicamente, les brinda muchos valores como la perseverancia, la disciplina, la obediencia, el trabajo en equipo, la competitividad, el orden, la justicia, la toma de decisiones, etc.
En la adolescencia, el deporte no sólo favorece el estudio sino que los mantiene alejados de muchos problemas propios de esta etapa; preferirán tener buena salud y un buen estado físico, por lo tanto es más probable que eviten situaciones que los debiliten físicamente. 
Como siempre, los padres somos quienes los acompañamos en el inicio de este camino, pues para lograr que los adolescentes practiquen regularmente un deporte, es importante que hayan iniciado desde pequeños y que en la pubertad no se alejen de las prácticas con la excusa de la carga académica. 
En época de vacaciones puede ser una de las grandes oportunidades de su vida acceder a vacaciones deportivas. 
¿Qué deporte practicar? 
El que escojan y los padres tengamos las posibilidades de ofrecerles. Algunos son muy competitivos y prefieren deportes individuales, otros prefieren el deporte en equipo; en cualquier caso, para que esto pueda darse se requiere mucha disponibilidad de tiempo y atención por parte de los padres. A medida que van creciendo, algunos cambian su preferencia y es conveniente estar pendientes. Cada deporte aporta unos beneficios particulares que ellos van aprovechando. 
Si hemos sabido apoyarlos en su crecimiento personal, aunque los hijos adolescentes ya deciden lo que van a hacer, la vida de familia sigue siendo importante para ellos y lo seguirá siendo siempre.

DE TODO UN POCO

MATERNIDAD y PATERNIDAD 
por María Beatriz Toro de Luna

Han pasado las celebraciones de los días de la madre y del padre y éstas nos llevan a reflexionar sobre la maternidad y paternidad, asumidas responsablemente como un don y no como un derecho o un capricho.

Cuando se tiene la certeza de que los hijos son un don de Dios, se actúa en consecuencia, no se exige a la medicina y al estado el supuesto derecho a ser padres; tampoco se dispone del ser que se está gestando como si fuera un estorbo o una plaga porque viene en un momento "indeseado". Se tienen responsablemente y amorosamente  los hijos cara a Dios.

Valoremos  la actitud de esos padres generosos, abiertos a la vida, capaces de grandes sacrificios en aras al bebé en gestación, a la formación y educación de sus hijos ya nacidos, padres comprometidos con el proyecto educativo que eligieron para ellos. También admiramos, agradecemos y aplaudimos la libertad y orientación que dan a sus hijos para elegir su proyecto de vida, su vocación, sea matrimonial o  de entrega a Dios.  

Generalmente vemos muy natural que los hijos se vayan de la casa por independencia profesional o por matrimonio, pero cuando un hijo opta por una entrega total a Dios, nos parece más difícil;  y  más, cuando esta entrega es absoluta  mediante el ingreso a un convento de clausura, por ejemplo; ello implica, en el sentido humano, casi perderlos,  dejar  de verlos, de abrazarlos. Una entrega así de los hijos a Dios exige un desprendimiento enorme, una vez hecho casi un ‘duelo’, doblegándose con amor a la voluntad de Dios quien los ha elegido y llamado, y quien sabrá pagar con creces el sacrificio de los padres.

Es bueno mostrar sentimientos de gratitud a todos aquellos que, sin haber recibido el don de los hijos, han sabido ser padres para los hijos de otros, o han contribuido a la educación de sobrinos y ahijados, o han sido un referente generoso en la formación de muchos.

Finalmente, siendo madres y padres, damos gracias a Dios por esos hijos amados que nos ha dado, imperfectos como nosotros, pero perfectibles, como todo ser humano. Esos seres  maravillosos que pese a todas las falencias del ejemplo que les dimos y en el uso de su libertad, nos acompañan, nos cuidan en nuestra enfermedad, nos apoyan y alegran nuestra vejez con su presencia. Ellos y sus hijos; nuestros nietos, tengan la edad que tengan, son siempre motivo de regocijo en nuestra madurez.

SALUD Y BIOÉTICA

MENOPAUSIA: LA NUEVA EDAD FEMENINA
por Sonia  A. Muñoz F. MD

Llegamos a los cincuenta y sus alrededores, y ahora se dice que “los 50 son los nuevos 30”.
¿Eso que quiere decirnos? 
Que afortunadamente, ya pasó la época en que llegar a esta edad y avanzar era volvernos ancianas, inútiles, menos atractivas y poco inteligentes, porque llega la tan poco afamada menopausia. Ahora, esta es una edad maravillosa con cambios que podemos asumir en forma positiva. 
La menstruación cesa y con ella la función ovárica. ¡Pueden venir los temidos calores o sofocos, que son controlables con estrógenos naturales (isoflavonas de soya) o con terapia hormonal de sustitución y listo! La piel pierde elasticidad -¡a partir de los 30 años!-, entonces una buena rutina es de utilidad: limpieza diaria, una cremita hidratante y/o nutritiva para la cara (que puede ser tan costosa o tan económica como queramos, pues los dermatólogos dicen que da igual), crema corporal y ejercicio (caminar 20 minutos diarios, ir al gimnasio, bailar, nadar, etc.). 
Si tendemos a subir algo de peso, pues mejoramos la dieta, aprendiendo a comer y a preparar delicias más saludables.

Mantenernos activas mentalmente, adaptándonos a los cambios que vamos teniendo. Continuar siendo creativas, pensando, trabajando profesionalmente aún desde la casa, leyendo, cocinando, escribiendo, enseñando a otros aquello en lo que somos expertas, ampliando el horizonte cultural y científico (documentales, cine, arte), enterándonos de las noticias, haciendo cuentas manualmente y no con calculadora, aprendiendo a manejar los medios interactivos – la meta es utilizar con algo de destreza el teléfono celular y el internet- y dedicándonos a aquellas aficiones que siempre quisimos realizar.

En esta edad maravillosa nosotras disponemos de más tiempo, tenemos experiencia y sabiduría de la vida, nos preocupamos menos y resolvemos más. Lo más importante es nuestra actitud alegre, cuidando el buen genio y el respeto por los demás; revisando la vida interior, renovando la fe y sirviendo a los demás en sus faltas de tiempo. 

MODA

¿QUE ESTÁ DE MODA?
por Eva María de Trujillo

Aunque tengamos un estilo personal definido y el vestir a la última moda no forme parte de nuestras prioridades, todas las mujeres siempre queremos saber  –en medio de estas modas que cambian tan vertiginosamente-   cuál es la última tendencia, porque nos gusta participar y adelantarnos con algún detalle, sin esperar a que la tendencia se refleje masivamente en las vitrinas de los almacenes  y en la calle. 
¿De qué forma se detecta actualmente una tendencia viral?  
La revista española TELVA de junio lo resumía así:
“…lo ves en las pasarelas, de repente te fijas en tus instagrammers o influencers favoritas y reconoces la tendencia, y acto seguido las firmas de ‘fast fashion’ empiezan a ofrecerlo en sus escaparates. Y de repente, está por todas partes.”
Buenas descripción de cómo surgen esos “must have” o prendas imprescindibles o, al menos, favoritas de la temporada. 

Este mes, por ejemplo,  podemos renovar nuestro “look” con divertidos pendientes largos de gran colorido, y con un bolso de mimbre, un cesto, y unas sandalias artesanales. La canasta es fácil de conseguir  -a lo mejor hay una guardada en tu casa-; simplemente la decoras con un pañuelo de colores o con colgantes rústicos; y ya estás lista para disfrutar tu nuevo  "look" de verano.