MODA

BAJO LA MIRADA DE PAPÁ
por Eva María de Trujillo


La figura paterna deja honda huella en el corazón de las niñas. Ese papá inmenso, fuerte, seguro, protector, bondadoso, nunca dejará de ser su héroe. Será siempre el hombre más importante en su vida; será referente para valorar a los demás hombres que crucen su camino. ¡Afortunadas todas las que tuvieron un papá en quien pudieron confiar, y ojalá a ninguna niña le falte! El padre es decisivo para nuestra capacidad de depositar fe y confianza en otra persona; es decisivo en nuestra autoestima. 

A las niñas suelen vestirlas las mamás y son ellas quienes orientan su sentido estético a través del ejemplo que dan, pero es la mirada aprobadora de papá la que hace que la chiquilla se convierta en princesa. Un comentario o gesto acertado suyo ayuda a la hija a ser más consciente de su feminidad y a desarrollarla. 
“Mi niña bonita, ¡más hermosa que Blancanieves con ese vestido!,” y si él le regala los zapatos compañeros, la niña no se los quitará en mucho tiempo. Su opinión masculina importa, porque la niña necesita sentirse admirada y saber que él está orgulloso de ella. 

Aunque durante la difícil adolescencia, como es normal, se enfríe la tierna relación padre-hija, y aunque ella parezca retraerse y su gran admiración por papá aparentemente merme, es importante que pueda seguir contando con el afecto y respaldo de un padre presente, atento, cercano. Su presencia mejora la imagen que la joven tiene de sí misma y la hará más consciente de su propio valor, más exigente al relacionarse con muchachos. Inconscientemente esperará de su futuro esposo un trato por lo menos igual de respetuoso y cariñoso como lo ha visto de su padre hacia su madre. 
Y aunque en esos años adolescentes ella no lo exprese, la opinión ética del papá importa mucho ante cualquier decisión que ella tome, igual que la opinión estética de papá sobre su arreglo personal. El comentario de papá ayuda a construir su identidad de mujer. Lo que la fortalece es saber que él está ahí para ella.

Cuando el día de la boda llegue el momento histórico del primer baile con la novia, ésta estará por siempre inmensamente agradecida por haberse podido hacer mujer bajo la mirada de papá.

DOCTRINA Y VIDA

DE FIESTA EN JUNIO
por Concepción Campá

Este mes está lleno de fiestas que alimentan la vida interior. El domingo 11 es la Solemnidad de la Santísima Trinidad, es decir, celebramos a las tres Personas Divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. 
Después, el domingo 18, en Colombia tenemos Corpus Christi; es la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, fiesta central de la Eucaristía, que en muchos países se celebra el jueves anterior y se realizan procesiones preciosas por las calles llevando el Santísimo expuesto en la custodia rodeado de flores. El Papa Francisco en Roma la hace todos los años y la pasan por televisión.

Luego viene la devoción entrañable al Sagrado Corazón de Jesús, que la Iglesia celebra el viernes posterior al segundo domingo de Pentecostés, o sea, este año cae en viernes 23.

Y llegando al 26 de junio conmemoramos a San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Ese día de 1975 falleció y la fecha ha quedado en la liturgia como su fiesta. Le tenemos gran cariño. Quiero compartir con nuestros lectores mi experiencia cuando le conocí personalmente en febrero de 1968 en Roma, a donde fui para una reunión de trabajo. Cuando le conté que venía de Colombia, me dijo que era una gran nación y, sin haber estado allí, me daba detalles de conocerla muy bien. Era una persona de mirada profunda y sonrisa amplia; daba mucha confianza, como si lo hubiera conocido siempre. 
Podemos aprovechar esta fecha para ponerlo de intercesor ante Dios en tantas necesidades que tenemos.

Para terminar, quedo muy agradecida de tantos detalles de cariño como han tenido estos días conmigo. Gracias de nuevo.

ETIQUETA

LA AUTENTICIDAD 
por  Lily Mosquera de Jensen

En días pasados asistí al velorio de una mujer que había sido cruelmente asesinada por una pandilla de violentos en un barrio popular de Cali. Se dirigía ella a la tienda de la esquina a las siete de la noche, a comprar algo, cuando las balas de los malhechores la alcanzaron y le segaron la vida. Contaba apenas 24 años, igual que su esposo, y tenían una pequeña niña de 5 años. Se debatió entre la vida y la muerte en el Hospital Departamental por una semana. Ni su juventud ni los deseos y oraciones de los suyos lograron hacerla vivir.
Con solidaridad y cariño fuimos a acompañarlos a la vivienda de sus familiares donde la estaban velando, en una pequeña vereda cerca de Cali, mientras el sol fuerte del medio día calentaba la tierra del camino. Un pequeño callejón dirigía a la casita preciosa, escondida entre el follaje de los guabos, almendros y mangos donde retozaban los niños, las gallinas y los perros, sin darse cuenta de lo que ocurría. 
En la sala, acompañaban al ataúd un ramo de flores y un círculo de parientes y amigos que platicaban en voz baja. Los señores, que vestían su mejor pantalón y su camisa bien planchada, se paseaban por el frente de la casa. El joven esposo dejaba ver su dolor por haber perdido la estabilidad de su hogar. De pronto, un hombre enjuto, curtido por el sol, el trabajo y el paso de los años, vino hacia mí con un periódico en la mano y me dijo: "Usted es doña Lily de Jensen? Yo siempre la leo y la quiero felicitar porque lo que escribe es muy útil para educar a la gente." Sentí una gran emoción y ese comentario lo recordaré siempre como mi mejor estímulo.
Al poco tiempo, uno de los hombres presentes se puso de pie y, con un rosario en la mano, comenzó a rezarlo. Todos lo recitábamos con devoción. Yo le daba gracias a Dios por permitirnos sentir, por un ratico, la paz del cielo. 
En el fondo se divisaba la cocina donde dos mujeres se aprestaban a preparar un sancocho. Los presentes deberían todos almorzar antes de ir al cementerio.

Mientras tanto, yo reflexionaba y aprendía de estas gentes sencillas. Todo el mundo actuaba con autenticidad y nadie pretendía aparentar nada. El respeto era natural, no impuesto. Nadie vestía de negro. La risa de los niños se confundía con el canto de los pájaros. Los ojos inmensos de Jennifer, con sus cinco años, solo sonreían sin saber qué pasaba ni medir que ya nunca mas sentiría el calor del abrazo de su mamá.

DOCTRINA Y VIDA

UNA PEQUEÑA EXPERIENCIA
por Concepción Campá

En un desvelo recordé que empezamos el mes de junio dedicado al Sagrado Corazón de Jesús y que estamos preparando el Domingo de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, el gran amigo y el gran desconocido.

Un día amanecí con el ojo enfermo, el nervio óptico. Entré por Urgencias después de varias observaciones médicas. Cuando se llega allí, hay que tener el corazón lleno de amor a los demás; unos sufren más que otros. Junto a mí, un señor rezaba “Diosito lindo, ¡quítame el dolor!, póngame morfina”. Alguna otra persona contaba su historia, sus ahogos, que ayudan. Por la mañana, muy agradecida; los servicios sanitarios estaban muy bien tenidos, todos pusimos cuidado.
Cuando hay enfermedad, cuando se aproxima una cirugía o se presenta cualquier sorpresa en los exámenes, es muy bueno pedir la Unción de los Enfermos. ¿Ya te vas a morir? No… La Unción de Enfermos es un sacramento que cura, da paz y fortaleza. No te dejes influir por lo que te digan. Hazlo, estarás feliz.
La atención general, médicos, enfermeras, atenta y delicada, se agradece. 
Tengo la capilla a varios metros, muy bien cuidada; la cercanía de Jesús en el Sagrario ayuda mucho. Las amistades se vuelcan, hay cadena de oración; la familia cuida; se aprecian los detalles.
Empezamos el mes de junio; el Sagrado Corazón de Jesús nos ayudará a realizar lo que escribe el Papa Francisco: ser Iglesia en salida y dejarnos llenar del amor de Cristo. 
Fe y sacramentos, oración y esperanza...

DE TODO UN POCO

¿CÓMO CUMPLIR AÑOS EN LAS MEJORES CONDICIONES?
por María Beatriz Toro de Luna

Hace unos años leí en un libro de Covadonga O’Shea acerca de una reunión donde se difundieron 10 consejos para cumplir años en las mejores condiciones. Y quiero compartirlos en este blog. No son ideas mías, ni es textualmente lo que leí.
1. Respetar una higiene de vida y alimentación sana: evitar excesos y comer con inteligencia.
2. Tener una actividad física de acuerdo a la edad y a nuestras propias circunstancias: una caminata diaria, algún deporte, bailar... todo con prudencia y acorde a las condiciones físicas.
3. Seguir en contacto con la familia y los amigos. No apartarnos de los nuestros, ni aislarse.
4. Conservar una afición, o descubrir aficiones nuevas, que nos ayuden a ser útiles a los demás. Alejarse ese pensamiento de que “ya no sirvo para nada”.
5. Saber escuchar a los demás, sean más jóvenes o no tanto, puesto que ellos nos aportan nuevos aires, ilusiones y proyectos. Compartir con ellos es valioso para todos.
6. Si somos realmente muy mayores lo ideal es vivir en el lugar de siempre, cultivando esas amistades de toda la vida y procurar conocer nuevas amistades.
7. Salir de la casa con frecuencia, ojalá acompañadas. No encerrarnos en las cuatro paredes.
8. Darle lugar preferencial a las actividades culturales: la lectura, la música, el cine, la pintura.
9. Mantener despierta la ilusión de estar siempre bien arregladas: en la salud, en la enfermedad, en la casa o en la calle, en el campo o la ciudad.
10. Finalmente, reservar el espacio más importante del día para tratar a Dios en la oración mental y en los sacramentos.

FAMILIA

COMO HIJO EN BRAZOS DE SU MADRE
por Marta Cecilia Vergara A.

Así debe ser atendido el enfermo y el anciano en la familia: que no extrañe a su mamá si ya no la tiene. 
Esa tarea le corresponde a todos con quienes ha compartido su vida, a quienes le ha entregado sus mejores años y quienes han inspirado sus mejores ilusiones.
Es el hogar donde debemos estar pendientes unos de otros para tener ambiente de familia. Contar unos con otros asegura a cada uno un espacio físico y un lugar en sus corazones. En la familia somos apoyo, ayuda, compañía, ejemplo.
¿Estamos dispuestos a serlo en las buenas y en las malas? 
¿Hemos aprendido la lección del amor o acaso la familia solo está para servirme?

En el hogar, el amor es la fuerza. En los momentos difíciles, aquellos que fueron nuestro soporte nos necesitan más que antes; aquel que está acostumbrado a manejar su tiempo y su vida se convierte de un día para otro en un ser totalmente dependiente que necesita ser atendido, cuidado, amado, como hijo en brazos de su madre, sin que se sienta un estorbo.

No aceptemos en nuestro corazón ni con nuestros actos la "cultura del descarte". Que jamás se sienta rechazado quien nos ama y requiere de nuestra ayuda, nuestro amor, nuestra dedicación. Veamos en cada persona su valor como ser humano, respetemos la vida, ya que cada día es ocasión de acercarnos y acercar a otros más a Dios.