DE TODO UN POCO


UNIDAD FAMILIAR 
por María Beatriz Toro de Luna

Tener a la familia unida es algo admirable, pero lograrlo puede parecer difícil a veces. Tal vez sirvan estas sugerencias para ir construyendo la unidad en tu familia.
1. Rezar juntos.- Unas cuantas oraciones, no tienen que ser muchas ni largas. Puede ser la bendición de la mesa, el rezo del Santo Rosario, así no sea a diario, saludar al Santísimo al pasar frente a una iglesia; pero ante todo es importante que los esposos y los hijos menores  asistan todos juntos a la santa Misa dominical.
2. Comer juntos.- Sentarse a la mesa papás e hijos para compartir el almuerzo o la comida, sin prisa, con una conversación agradable y amena para todos, sin interferencias de televisión ni celulares. Si se dificulta a diario, cuidar esos espacios familiares al menos 2 o 3 veces por semana. 
3. Tomar vacaciones juntos.- Cuando mamá, papá y los hijos disfrutan de varios días completos juntos, sin la presión de horarios y obligaciones, se crean los mejores recuerdos. Vale la pena buscar la forma de planearlas  de común acuerdo y evitar al máximo que se tomen vacaciones por separado.
4. Ceder-  En aras de la unidad ceder gustosamente en lo que sea materia opinable y no sea ofensa a Dios. Conceder al otro algún capricho inofensivo y llegar a un acuerdo que satisfaga a todos: hoy vemos el partido y mañana visitamos a la abuela...
5. Hacer que el cónyuge se sienta acatado.- Con cariño y buen humor hacer que papá sea el rey en casa, dándole gusto en detalles que le proporcionen alegría (comidas, planes, etc.) y así mamá a su vez será tratada como una reina. 
6. Evitar desautorizar al cónyuge delante de los hijos u otras personas.
7. Dialogar y ponerse de acuerdo en lo verdaderamente importante, como el colegio de los niños, la educación de cada hijo en los valores, el presupuesto familiar,  las vacaciones, etc.. 
8. Ser sinceros y transparentes.- Para que haya confianza mutua, hablar siempre con la verdad, aunque no es necesario desnudar el alma, ni que los niños sepan más de lo que puedan comprender
9. Tener un proyecto de vida familiar,  unas metas en  común. 
10. Dar lo mejor de uno: la mejor sonrisa y caricia, esmero en el arreglo personal, mantenerse atractiva, dar tiempo de calidad y  conversación amena.

SALUD Y BIOÉTICA

LAS NORMAS EN CASA
por Sonia  A. Muñoz F. MD

La norma es una lección de vida con un propósito determinado y una sola norma puede tener y cumplir muchos fines en la formación. En cada etapa esperamos que el hijo ya tenga interiorizadas las normas de la anterior. Las normas no deben ser iguales para todos, dependen de la edad de cada hijo y de su carácter.
Uno de los problemas más frecuentes entre padres e hijos, es causado porque los padres no somos consecuentes con los cambios de edad de los hijos y no adecuamos las normas a sus necesidades, y otro se debe a que los hijos no quieren aceptar las normas impuestas en el hogar.
Vamos a poner un pequeño ejemplo: queremos que el niño sea un excelente profesional.
En la etapa de la concepción a la primera infancia, nos toca soñar en pareja y pensar qué queremos que nuestros hijos sean cuando se vuelvan adultos y asimismo planear las normas, en este caso enseñarle normas desde bebé tendientes a que sea un gran profesional: dormir solo desde los primeros meses, comer de todo, no hacer pataleta, acostarse a determinada hora puntual, cero aparatos electrónicos.
En la etapa escolar nos toca empezar a conocer el temperamento de nuestro pequeño y así exigirle hacer lo que le es fácil y enseñarle aquellas virtudes que le cuestan en forma práctica; siguiendo con el ejemplo: levantarse solo con el despertador, tender su cama y lavar su ropa interior, hacer sus tareas solo, pedir supervisión a sus padres en lo que tenga dificultad, acostarse a una hora determinada para que duerma lo suficiente y amanezca descansado, aparatos electrónicos en fin de semana y supervisados, inicio del manejo del dinero. 
En la adolescencia, entender sus cambios hormonales y de crecimiento, exigiendo las normas, pero haciendo acuerdos dialogados con ellos. Inician los permisos y se irán dando en la medida que cumplan lo pactado, porque así será a futuro la responsabilidad profesional y el manejo del tiempo libre; una mesada quincenal o mensual y encargos fijos en la casa.
Con los adultos jóvenes ya en la vida universitaria, se trata de que ellos mismos comprueben su responsabilidad en el estudio, exigiendo un buen promedio académico, libertad en las salidas manejando un horario familiar responsable; buen uso del dinero; manejo responsable en la ingesta de licor; cumplimiento de tareas en el hogar, trabajo los fines de semana o en vacaciones; detalles con la familia, un día de dedicación exclusiva al hogar, tiempo para el noviazgo y las amistades.
Es un ganar-ganar en el cumplimiento y cambio de las normas por edades. Y así como lo hicimos para formar un excelente profesional, lo aplicamos para lograr que sea una excelente persona, un buen esposo y padre, un gran amigo, etc.

MODA

SER BUEN TURISTA
por Eva María de Trujillo

En verano, parece que se barajaran los pueblos; los del norte van al sur, los del sur al norte, los de oeste al este y viceversa, a conocer, a divertirse, a tener aventuras. Ese turismo masivo, a nivel mundial,  trae beneficios pero también tiene efectos negativos ecológicos, sociales y patrimoniales.
Hay algunos visitantes loables, tranquilos y respetuosos, que son siempre bienvenidos, pero muchísima gente carece de educación para ser un buen turista.
Es cierto, todos tenemos derecho a pasar rico y a relajarnos en vacaciones, sí, pero las normas de convivencia deben acatarse dondequiera que se vaya. Las demás personas merecen nuestra consideración; tienen derecho a vivir en paz y dormir su noche aunque el viajero –que cree haberse escapado de todas sus obligaciones- solo quiera ‘rumbear’ y llegar gritando y aventando puertas a la madrugada a su alojamiento.
El comportamiento del turista educado se conoce por su cortesía haciendo fila en centrales de transporte, por su compostura en buses y aviones, por el aseo en que deja los baños. Cuanto más reducido el espacio, más consideración hay que tener con quienes lo comparten. 
En todo sitio, en la calle, en restaurantes, hoteles, museos, templos e iglesias, lugares turísticos, en campo abierto y en la playa, el buen turista se destaca por su actitud respetuosa y su vestimenta adecuada al lugar y la ocasión.
El viajero consciente se instruye sobre la cultura local, trata de entenderla, respeta las diferencias, admira, agradece y no se burla. No entra a los templos en traje de playa sino con ropa decorosa (en muchos países no le permiten el ingreso a ciertos lugares si se va con hombros y muslos.descubiertos). El buen turista no es invasivo. Respeta el culto; no se para delante del altar en plena misa a tomarse un 'selfie'. 
El turista culto evita molestar a los demás y cuida a sus hijos para que no lo hagan. No lleva música a todo volumen, no habla a los gritos, no pinta corazoncitos y su firma en las paredes; no daña patrimonio cultural, no arranca plantas.
Cuida el medio ambiente. No ensucia.  No se tira a la piscina sin haberse duchado; en las playas no deja residuos, cervezas ni pañales usados.
Evita derrochar agua y energía en su hotel, no tira toallas al piso si no hay necesidad de lavarlas. Apaga el aire cuando sale del cuarto.
El turista responsable tiene ética; apoya los artesanos locales; pero no fomenta injusticias; no va donde niños o mujeres puedan ser víctimas de algún abuso; no contribuye al maltrato animal. Rechaza las ofertas de empresarios turísticos abusivos que promueven actividades que degradan al ser humano y hacen daño a la comunidad.