SALUD Y BIOÉTICA

LOS JÓVENES, NUESTRO GRAN TESORO
por Sonia  A. Muñoz F. MD

Con motivo de la muerte de uno de mis jóvenes alumnos, Esteban, un chico vital e inolvidable, estudiante de quinto año de medicina, por quien pido muchas oraciones; me he puesto a reflexionar sobre ¡la gran valía de nuestros jóvenes, el tesoro de la sociedad!
Ellos son el hoy y representan el mañana. 
De ahí la importancia de dejar de lado nuestros paradigmas con respecto a ellos: rebeldes, contestatarios, poco respetuosos, hablan sin pensar, perezosos, mediocres, en comunicación constante con los mass media, silenciosos con nosotros, etc.
La invitación es a enriquecernos y gozar con ellos, reírnos de sus ocurrencias, admirar sus genialidades y destrezas, escuchar sus confidencias cuando se sienten solos o incomprendidos, permitirles momentos de soledad, dejarlos salir con sus pares (sin dejar la supervisión amable y comprensiva), confiar en ellos aunque a veces nos mientan o traten de sacar provecho de las circunstancias, etiquetarlos positivamente como lo que son y queremos que sean… por ejemplo, eres inteligente, siempre dices la verdad, confío en ti porque eres responsable, eres ordenado, sabes manejar con prudencia, eres generoso, eres un buen estudiante, eres alegre, sabes escucharme.
También debemos entender que ellos sufren, por nuestros errores de adultos, por los malos ejemplos que a veces les damos, por tantos problemas nuestros no resueltos que causan en ellos angustias, por la separación de sus padres, por nuestras irresponsabilidades. O sufren por problemas propios, algunos que ellos mismos se han buscado por su inexperiencia (alcohol, sustancias psicoactivas), por la presión o el bullying de sus pares, porque padecen alguna enfermedad mental fruto de la herencia genética (trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno de atención, depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo) o del estrés (cortadas, anorexia, bulimia).
La propuesta final es entrar en su mundo, no a tratar de cambiarlos ni a criticarlos, sino a entender su forma de ser, asombrarnos de sus ideas, ayudarles a adaptar sus planes al mundo real, aprender mucho de ellos… y veremos cómo se convierten de fierecillas indomables a dóciles corderitos en busca de amor y de guías prácticas, que nosotros con nuestra experiencia y madurez podemos brindarles.

MUJER

LA ESENCIA DE LA MUJER
por Socorro Perafán

En la imagen quedaron plasmados cuatro momentos de la vida, cuatro generaciones de mujeres. 
¿Diferentes? Sí, claro, muy diferentes en edad, en cultura, en experiencias que les ha tocado y tocará vivir. 
Pero independientemente de ello, tienen y tendrán la misma esencia de mujer. La cultura adquirida y la edad no pueden cambiar la esencia, porque se dejaría de ser lo que se es. 
Solo por el hecho de ser mujer ella tiene ciertas características, unos rasgos propios, que la hacen diferente de ese otro ser de la creación, que está a su mismo nivel en cuanto a naturaleza y que es el hombre.
La mujer es delicada, intuitiva, tierna, protectora. Esos rasgos femeninos visibles de delicadeza, intuición, ternura y protección, junto con su latente fortaleza y tenacidad, le favorecen para asumir uno de sus papeles más importantes y propios, la maternidad. Solo la mujer puede llevar en su seno a una nueva criatura, a un nuevo ser. Ella en definitiva es la que da la vida; en su organismo se siembra la semilla y se concreta un nuevo ser, que en sus brazos empieza a aprender lecciones que marcan su vida.
La feminidad hace de la mujer un ser comprensivo, suave, sensible a las necesidades de los demás, que junto con su inteligencia, la potencia para poder ser al mismo tiempo madre y profesional. 
Vemos así mujeres en altos cargos directivos sacando adelante proyectos de gran envergadura para un país y, al mismo tiempo, sacando adelante a su propia familia en todo el sentido de la palabra.
En nuestro Centro Cultural Cerronaya colaboramos para que la mujer vallecaucana pueda desempeñar cada día mejor esos dos roles básicos para el desarrollo de nuestra sociedad.

ETIQUETA

LA URBANIDAD EN EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS
por  Lily Mosquera de Jensen

Existe una bien comprobada relación entre la amabilidad, los buenos modales y el éxito, bien sea en el mundo de los negocios o en la vida social, ya que ese éxito no se consigue sin unas buenas relaciones humanas. La persona que demuestra deferencia y consideración por los demás, la que es amable y educada, la que sabe tratar a los otros con aprecio y respeto, será a su vez apreciada por los demás y logrará con más eficiencia sus metas en el campo profesional.
Hoy, el escenario laboral se presenta con algunas características diferentes a las de años anteriores: una nueva informalidad en cuanto al vestido, al saludo, al trato y, a la vez, un nuevo formalismo en cuanto a la diversidad de negocios con otros países y otras culturas. La igualdad entre hombre y mujer en el trabajo, con la diferencia entre jefe y subalterno, sin que ésta dependa de sexo o edad. Y la explosiva tecnología electrónica, con su nueva forma de comunicación, son factores que han configurado cambios considerables en lo que se refiere a los preconcebidos códigos de comportamiento. Estos cambios afectan profundamente  la  manera de interactuar del personal que labora en una empresa. Por lo tanto, el profesional y el empleado de hoy afrontan problemas que nunca antes existían.

"Es el tiempo de la gente". "Lo importante es la gente". Las personas son las que inyectan humanidad al trabajo. El capital humano es actualmente el principal activo de una empresa. La vida social y la vida laboral están totalmente entrelazadas hoy día. De allí la importancia en conocer ciertas normas básicas de urbanidad que permiten un comportamiento adecuado. El profesional que conoce estos nuevos parámetros construye su realización personal y, por consiguiente, su felicidad. Desconocerlos puede llevar, a veces, a su fracaso.
Un ejecutivo educado que se siente realizado y cómodo en su trabajo, trasmite estos sentimientos a sus colaboradores. Su ejemplo de excelencia, cortesía y amabilidad hace que los demás quieran alcanzar el mismo estándar y que se desarrolle un verdadero y eficiente  trabajo en equipo.

El concepto ‘felicidad’ parece que no se menciona en las aulas universitarias, cuando se estudia Administración de Negocios. Todos buscamos la felicidad. El profesional que adquiere esa serie de conocimientos para saber comportarse en las diferentes ocasiones y para saber tratar a los demás con amabilidad, es como si poseyera un set de llaves que le abre las puertas de esa felicidad, tanto en su trabajo como en su vida familiar y social. 

MODA

¿PASÓ DE MODA LA MESA?
por Eva María de Trujillo


Que una mujer pueda dedicarse ‘solo’ al hogar, a su familia y a su 'buena mesa', se considera hoy un lujo. Para la que trabaja adicionalmente fuera de su casa, el ritmo laboral actual, por supuesto, a veces le dificulta conciliar el trabajo externo con el del hogar. 
La ausencia diurna de la mujer y su presencia por la noche, a veces ya cansada e irritable, enfría el hogar; lo va convirtiendo en un mero cobijo para descansar y volver a salir; el fogón de antaño se ha apagado, la mesa se va olvidando; cada cual enciende el televisor, busca en la nevera y come cualquier cosa en cualquier parte, en la barra de la cocina, en un sofá de la sala, en la cama... Parece que hubiera pasado la moda la mesa.
Vale la pena hacerse el propósito de recuperarla como centro de la familia. 
En torno a una mesa, sencilla pero puesta con detalles de cariño, los miembros de la familia vuelven a sentarse juntos, vuelven a mirarse frente a frente, a conocerse, a nutrirse con ideas y alimentos, a dialogar, a compartir vivencias, historias y costumbres, a celebrar sus logros y a forjar su identidad familiar. 
La mesa familiar cumple una importante función educativa y comunicativa. No la despreciemos. Un hogar sin mesa parece una posada para extraños. 
Si se estuviere perdiendo, urge restaurar la costumbre de comer juntos, al menos una vez al día. Por supuesto, esto exige que cada uno renuncie por un rato a algo: a su comodidad, a programa favorito, a su celular, a su chateo, a su independencia, y en cambio aporte su presencia y su tiempo, colaborando para poner la mesa o preparar un plato. 
Al principio habrá protestas y roces, pero si mamá insiste con una sonrisa y papá la apoya, se acabará por construir un ambiente de confianza, pertenencia, buenos recuerdos, se rescatará la comunicación familiar, se formarán buenas costumbres, se irán cuidando los detalles, se cultivará el buen vestir en casa, se ganará muchísimo en cultura de vida.
Y si mamá sabe además comenzar la comida con una oración para bendecir los alimentos y dar gracias, todos se harán mucho más conscientes de la gran fortuna que tienen de tener un techo, una comida y personas a su lado que los aman. 
Esa sí es riqueza verdadera.