MODA

EN NAVIDAD, HACER HOGAR 
por Eva María de Trujillo


Nuestras formas de vivir, vestir, comer y comunicarnos están sujetas a muchas modas. Incluso en Navidad “vestimos” nuestra casa y el árbol, de dorado o blanco, de rojo y verde, de azul o plateado, de moños, bolas o muñecos, según las modas siempre pasajeras del momento. 

Pero en la Navidad, las personas no buscan modas nuevas, sino valoran las tradiciones que relacionan con los recuerdos de su infancia. Buscan símbolos que les dan sensación de pertenencia, de estabilidad, de calor de hogar. En una palabra, en Navidad se busca volver a la niñez, sentirse de nuevo “en casa”. 

Que lo confirmen todos los que se encuentran lejos de su tierra: nunca se es tan extranjero como en la Navidad porque se añoran como nunca los villancicos conocidos, el aroma del pernil en el horno, los sabores de golosinas de la abuela, el deleite de una bandeja de galletas o una canastilla llena de buñuelos hechos por la mamá. 
Sobre todo en la Navidad, “patria” es un conjunto de melodías, aromas, sabores y sensaciones que suman felicidad terrenal; y “hogar” es ese lugar donde uno se siente acogido y mimado como cuando era niño. 
En la Navidad, el corazón se regocija con aquellas cosas sencillas que alegran el corazón y llevan a dar sinceramente gracias a Dios por tanta ternura, por tantos dones recibidos sin haberlos merecido.

Por ello, para nosotras es tan importante que nos esmeremos en “hacer hogar”, en cuidar las tradiciones familiares, en poner el pesebre y rezar la Novena del Niño Dios, haciendo que todos se sientan “en casa” y se lleven un buen recuerdo. Somos las mujeres las que creamos, conservamos y transmitimos las costumbres del hogar. Son una riqueza invaluable y dan felicidad.
Lo esencial es “crear buenos recuerdos”. Poco importan los regalos, sino los detalles de cariño que eleven el corazón, aunque a veces nos implique hacer pequeños sacrificios para que todos puedan estar contentos. 

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