MODA

POR SER VOS QUIEN SÓIS
por Eva María de Trujillo


Se puede amanecer creyendo que aún estamos de quince… Sí, eso pasa, en serio; pero antes de vestirnos como se nos viene en gana, conviene reflexionar quién soy yo y a quién voy a vestir. 

Es necesario autodefinirse, ubicarse, mirarse al espejo y situarse en la realidad.
No puedo fingir ser otra persona, ni imitar a alguien, ni quitarme veinte años. Sería ridículo querer parecer ser alguien que ya no soy o nunca fui ni seré. Sería falta de personalidad.
Tengo que vestir como quien soy. Y resulta que yo no soy “yo” a secas, sino que formo parte de una familia y de una sociedad. Soy hija, madre, abuela, esposa, titular de algún cargo, encargada de una función, siempre ejemplo para alguien, etc. Así que no puedo vestir como me dé la gana. 

Por eso, déjame preguntarte: 
Y tú, “por ser vos quién sóis”, ¿cómo debes vestir?

¿Vistes según la posición que ocupas? ¿Tu imagen refleja también tus responsabilidades? 
¿No debes vestir también a la hija de tus padres? ¿A la esposa de tu marido? 
¿Vistes pensando en que eres una mamá? ¿Cómo te ven los amigos de tus hijos? 
¿No debieras vestir también como la abuela de tus nietos? ¿O quieres negarlos con tu forma de vestir? 
También vistes a la directora o profesora de tus alumnos. ¿Cuál es la imagen que les debes a ellos? 
¿Te vistes según el cargo que ocupas en tu trabajo? 
De una embajadora, por ejemplo, se espera que su imagen esté a la altura de su país; que sepa representarlo con honor.

Para vestir bien en ciertas circunstancias, tengo que preguntarme acerca de mi función concreta en ese evento: ¿soy la anfitriona o una invitada? ¿soy la novia o soy su prima?  ¿soy la hija de la persona agasajada? Debo estar de acuerdo a ese homenaje. 
Y si acaso soy la nieta del difunto, no me quedaría nada bien ir a la misa por su alma vistiendo un jean roto. 
Por eso, define quién eres antes de arreglarte.


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