VARIEDADES


EMPAQUÉ UNA MALETA DE FELICIDAD 
por Martha Olga Botero

Una amiga del alma hace unos veinticinco años me preguntó si yo podía dictar una clase a un grupo de señoras jóvenes que estaban asistiendo en el Centro Cultural Cerronaya a un programa de formación integral llamado “Hacer Hogar”. 
Yo le contesté que con mucho gusto y, al preguntarle el tema a tratar, me reí porque me contestó que – como yo viajaba tanto - les enseñara algo práctico y muy útil: el arte de empacar una maleta. 
Y así fue. El día de la clase me vestí como nos vestíamos antes para viajar en avión, muy elegantes y con frecuencia hasta con guantes y sombrero; eso ya no se ve. Por supuesto llegué así a Cerronaya con mi maleta y, ¿qué fue lo que me encontré? Me encontré con gente queridísima y una casa bonita donde se respiraba mucha paz.

En mi maleta había prendas femeninas y masculinas. En clase doblamos blusas, faldas, camisas, sacos y pantalones; les enseñé el recato para empacar las prendas íntimas; y metimos los zapatos en bolsas de dulceabrigo para no ensuciar la ropa e incluso le abrimos espacio a una pava empacada de tal modo que se no se deformaba. 
Desde ese día y sin yo percatarme, empecé a ‘empacar’ deseos de volver a esa casa. Yo había quedado encantada. Poco a poco fui llenando mi alma con todas las maravillas divinas y humanas que yo iba descubriendo al lado de esas personas y, además, sentía que Dios me llamaba para colaborar en algunas de sus labores que me tenía reservadas.

Hoy en día agradezco que en ese primer centro de la Corporación para la Formación de la Mujer, haya podido a lo largo de todos estos años recibir tantas valiosas enseñanzas y muchos consejos que me han ayudado a sortear las dificultades que trae la vida y ser a la vez una persona inmensamente feliz dándome a los demás.

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