FAMILIA

Enséñales a amar a Dios
por  Elizabeth Aguilar
 
Hace poco asistí a una conferencia de un famoso medico hindú. Habló de cinco miedos causantes del sufrimiento humano. Me llamaron la atención los siguientes: No conocer la verdadera naturaleza (un ser superior); aferrarse a lo transitorio y el miedo a la muerte. Por otra parte, dijo que la forma más rápida para ser feliz es hacer que otros sean felices con aprecio. Que debemos cultivar el amor, la comprensión, la alegría y la paz.

Días después asistí a un taller sobre Neurolingüística, cuyo tema era cómo sanar nuestra vida con el “ho´oponopono”, práctica hawaiana que consiste en sanar diferentes aspectos de nuestra vida, pronunciando varias veces para cada dificultad las palabras: “perdón”, “te amo”, “lo siento”, “gracias”.


Después de analizar estas dos actividades de mucha concurrencia, llegué a una conclusión:  No hace falta pasar la vida buscando una solución a nuestros problemas, llenos de ansiedad y estrés que nos enferman, cuando la solución ha estado siempre tan cerca: está dentro de cada uno, y se llama Dios.


Jesús, desde hace más de dos mil años nos lo había dicho,  y quedó por escrito. Que lo más importante es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
Nos enseñó a servir a los demás (está demostrado que el servir ayuda a aliviar la depresión);  nos enseñó a pedir perdón, a perdonar, a agradecer, a sembrar paz, a comprender, a no juzgar, a dar con generosidad, a ser fieles, a abrigar la esperanza de que llegaremos a la dicha del cielo, y a no acumular tantos objetos materiales en este mundo donde se los come la polilla.


Si desde pequeños educamos a nuestros hijos en la fe, si les enseñamos a hablar con su padre Dios, si les enseñamos la doctrina de Jesucristo y si nos ven practicarla coherentemente,  tendremos en un futuro adultos sanos, felices en todos los aspectos de su vida, gracias a que desde niños aprendieron a amar.


 

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