SALUD Y BIOÉTICA

La castidad está de moda
por Sonia  A. Muñoz F. MD

Las personas, somos seres privilegiados, dotados de razón -para comprender y analizar la realidad circundante-  y de voluntad libre –para tomar decisiones responsables con base en lo ya conocido-.
La diferencia entre los instintos de los animales y la impulsividad sexual humana radica básicamente en nuestra libertad. Somos libres para sentir y tomar decisiones responsables, acerca de si consentimos o no un determinado impulso.
Pues en la castidad, se trata precisamente de formar nuestro carácter en positivo, con libertad, para tener el control de nosotros mismos en cuanto a nuestras propias acciones, siendo responsables de las consecuencias por aquellas decisiones tomadas.
Como virtud, la castidad regula el uso de la sexualidad de acuerdo a nuestro estado. En la niñez, juventud y soltería, la castidad llama a la abstinencia sexual, y en el matrimonio lleva a la exclusividad de la intimidad, con el cónyuge.

¡Vivir la castidad cuesta! No nos digamos mentiras, no es fácil; requiere de una lucha permanente consigo mismo. Pero también es verdad y es realidad que ¡ES POSIBLE!
Vale la pena… vivirla es NORMAL…es SANO… nos hace LIBRES… Muchos jóvenes solteros(as) y matrimonios de todas las edades lo corroboran y esta vivencia se refleja en el amor y la alegría que irradian con el testimonio de sus vidas.


Algunas claves para vivir en la castidad:
• Entrenarse en saber decir que no, aunque se pueda decir que sí. Así sabremos decir que no, cuando tengamos que decir que no. Por ejemplo, comer dos cucharadas menos de aquel plato que tanto me gusta o salir de rumba una sola noche y no dos, el fin de semana.
• Decidirse a luchar y vencernos a nosotros mismos en plazos muy cortos, para poder evaluarnos. Por ejemplo, me levanto 10 minutos antes esta semana, para llegar más temprano al trabajo.
• Huir de las ocasiones en que se atente contra la castidad. Por ejemplo, no asistir a esa fiesta en la finca con mis pares porque habrá licor y no habrá supervisión; no ver programas con contenido pornográfico; evitar leer o ver películas que contengan escenas eróticas; no quedarnos solos en la casa con esa persona que nos gusta demasiado; etc.
• Dominio de nosotros mismos en las actividades cotidianas. Por ejemplo, cuidar mi peso; comer en forma balanceada y cuidando el horario; hacer ejercicio semanal; cuidar la vista; no exponer demasiado mi cuerpo con prendas que alteren el pensamiento de los demás; tomar  licor con moderación o no tomarlo; etc.
• Y definitivamente tenemos que pedirle a Dios que nos asista en ese noble propósito; pues solo con Su ayuda comprobaremos que vivir la castidad en el estado que nos corresponda es el camino a la salud, a la paz y a la alegría interior, porque ¡YO VALGO LA PENA!


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