por Elizabeth Aguilar
Las noticias nos hablan de guerras en varios países, violencia contra la mujer y los niños, cifras de asesinatos diarios, robos, atracos, dirigentes que explotan a sus pueblos… Y más cerca de nosotros vemos peleas, matrimonios separados, hijos que no les hablan a sus padres, padres que no le hablan a sus hijos ni les perdonan un error del pasado, hermanos que se odian a muerte, esposos y esposas que aún después de muerto siguen sin perdonar a su cónyuge...
Me pregunto entonces: ¿fue que se nos olvidó a todos el mandamiento cristiano “Ama a tu prójimo como a ti mismo”? Se nos olvidó la insistencia del evangelista San Juan sobre el mandamiento nuevo: "¡Que os améis los unos a los otros!”
Y otro santo, San Josemaría, rogaba: “Me pondría de rodillas… para pediros por amor de Dios que os queráis, que os ayudéis, que os deis la mano, que os sepáis perdonar.”
Las primeras manifestaciones de la caridad, son la comprensión, el perdón y el cariño. Cariño, empezando con la propia familia, tratando bien al esposo, a la esposa, amando a esa persona con sus defectos y sus cualidades, tratándola siempre con amor y respeto; y si hay necesidad de ayudarle con una corrección, decírsela de buena manera, sin herir.
Para inculcar la caridad y el amor en los hijos hace falta darles ese ejemplo del trato respetuoso. Que no discutamos ni nos tratemos mal delante de los hijos; y si hay que discutir, hacerlo cuando estemos a solas, buscando reconciliarnos pronto. Con mi esposo teníamos un acuerdo mutuo: que jamás nos iríamos a dormir estando peleados y así lo cumplimos siempre.
Es normal que los hermanitos discutan un poco y que cada uno tenga su punto de vista; lo importante es que no se vayan a los golpes y que se reconcilien pronto.
El buen ejemplo incluye tratar con cariño al resto de la familia, a la familia política, a los vecinos, a las personas que trabajan junto a nosotros y a todos los que nos prestan un servicio.
Caridad es no hablar mal de nadie, ni criticar a los profesores del colegio, ni a alguien que no esté presente. Caridad es no juzgar, ni quitarle la honra a nadie; caridad es no insultar a los transeúntes o a otros conductores en la calle. El buen ejemplo incluye hacer vida el consejo de San Juan de la Cruz “Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”. Caridad es sonreír, saludar y ser serviciales con todos, en especial con aquellos que no lo son con nosotros.
Pongamos de moda la caridad y el amor desde el lugar en que nos encontremos, con nuestro ejemplo de vida.
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