HACER HOGAR

Balance y proyectos en el hogar
por  Elizabeth Aguilar

Elaborando mi balance del año, agradecí a Dios todos los sueños cumplidos, los míos y los de mi familia, los reencuentros con mis seres queridos, conocer a mi segundo nieto, lugares soñados, metas cumplidas.  La lista fue muy larga. No faltaron momentos  tristes como lo fueron la muerte de mi gatica Luna, un problema económico de gran calibre y el tener que renunciar a un trabajo maravilloso por problemas de salud. Pero con la ayuda de Dios los pude resolver y superar.
Después de que perdí a mi mascota, me sentí sola. Uno de mis hijos sugirió que invitara a mis padres a vivir conmigo; ellos y yo nos lo planteamos y estuvimos de acuerdo, aunque no era fácil, pues ellos tenían su hogar agradable y su propia vida, pero también les hacía falta más compañía por su edad y su salud. Por mi parte, me había acostumbrado ya a estar sola, pero sentía el vacío de ya no contar con una familia para atender, cuidar y brindar amor. Planeamos su traslado para enero, pero lo adelantamos en diciembre; mis padres se desprendieron de muchos objetos materiales, igual hice yo; también cedí varios espacios de mi hogar; hicimos cambios de decoración, especialmente la navideña que fue más bella al unir nuestros adornos. Pero lo más importante fue estar juntos y lo seguirá siendo.
En mi balance había algunos propósitos sin cumplir y quedaba poco tiempo; hornear tortas y vender era mi pasión; sin presupuesto y en mi cocina escasa de herramientas logré iniciarlo para la Navidad y los pedidos no faltaron.
Levantarme temprano para caminar y luego asistir a misa matutina eran otros propósitos no cumplidos,  pero lo logré. El 30 de diciembre adopté una perrita, rescatada de la calle por unos amigos y que llevaba ocho meses sin que nadie la adoptara por no ser de raza fina. Al ver en foto su carita triste me enamoré de ella. El 31 muy temprano ya estábamos paseando Linda y yo por el parque con caminos y  variedad de árboles que queda al frente de donde vivo, lugar que no había tenido oportunidad de disfrutar.  A ese parque llevan muchos perros, el 97% de razas finas, pero mi pura pastor callejera y yo caminamos con mucho orgullo y alegría. Para completar mi dicha, después del paseo asisto a la misa.


Soñemos, tengamos proyectos y dejemos un buen espacio para que Dios nos sorprenda en el nuevo año con sus maravillosos regalos.

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