por María Beatriz Toro de Luna
En cuanto los adornos de Navidad pululan en tiendas y centros comerciales, nosotras pensamos asustadas: "¡Este año voló, se nos acabó!". Por consiguiente, en nuestro interior nace el gran interrogante: “¿Cúal es mi balance de este año? ¿Qué he hecho y qué me ha faltado?”
Revisamos sueños, proyectos, planes y propósitos del inicio de año: en lo espiritual, en lo profesional, en lo familiar, en lo social y en otros ámbitos, como mi propia formación, mi salud, mi estilo de vida, mi solidaridad con los demás, etc. Evaluamos sinceramente lo que hemos logrado y lo que nos falta por realizar; asimismo recordamos aquello que con sincera intención nos habíamos propuesto quizá cuando vino el Papa.
Después de este balance nos queda una buena alternativa:
Vivir el día de hoy como si fuera el último y "volver a empezar" con "más ganas".
También conviene reflexionar sobre todo en lo que hemos recibido, teniendo en cuenta la gratuidad de tantos dones: vida, familia, trabajo, amistades, salud, formación y más, todo esto tal vez inmerecido, pero gratificante y gratuito.
Por ello, que sea este fin del año una oportunidad para agradecer frente al pesebre aquellos tesoros recibidos, para valorarlos aún más y buscar las luces y la ayuda necesarias para aprovecharlos mejor y compartirlos para el bien de más personas.
Revisamos sueños, proyectos, planes y propósitos del inicio de año: en lo espiritual, en lo profesional, en lo familiar, en lo social y en otros ámbitos, como mi propia formación, mi salud, mi estilo de vida, mi solidaridad con los demás, etc. Evaluamos sinceramente lo que hemos logrado y lo que nos falta por realizar; asimismo recordamos aquello que con sincera intención nos habíamos propuesto quizá cuando vino el Papa.
Después de este balance nos queda una buena alternativa:
Vivir el día de hoy como si fuera el último y "volver a empezar" con "más ganas".
También conviene reflexionar sobre todo en lo que hemos recibido, teniendo en cuenta la gratuidad de tantos dones: vida, familia, trabajo, amistades, salud, formación y más, todo esto tal vez inmerecido, pero gratificante y gratuito.
Por ello, que sea este fin del año una oportunidad para agradecer frente al pesebre aquellos tesoros recibidos, para valorarlos aún más y buscar las luces y la ayuda necesarias para aprovecharlos mejor y compartirlos para el bien de más personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario