ETIQUETA

DIOS EN LAS COSAS PEQUEÑAS
por  Lily Mosquera de Jensen

A Dios le gusta meterse en los detalles de nuestra vida. Dejémoslo que se meta en nuestro espíritu y en nuestro cuerpo pero luego aprendamos a descubrirlo. Es fácil verlo manifestado en la naturaleza, como en una puesta del sol, en el cielo lleno de estrellas o en un jardín de flores, en cambio nos cuesta trabajo encontrarlo en nuestro diario vivir. Nos parece que la rutina de un día de trabajo, con sus afanes y sus goces, muchas veces pequeños, sin importancia, no deja manifestar su inmensidad, su omnipotencia o su amor. 
En alguna ocasión leí, hablando de los milagros, que no se debe tener la costumbre de rezar por boberías ni pretender que Dios esté siempre ayudándonos en lo trivial, sin importancia, ni tampoco estar pidiendo milagros a toda hora. 
Yo pienso lo contrario: que lo tengamos en cuenta en todos los pequeños detalles de nuestra vida y que lo invoquemos con fe sencilla para pedir su ayuda en las circunstancias ordinarias y comunes. 
Nunca se me había ocurrido dar gracias a Dios por mi colchón cada noche, hasta que hace algunos años, fuimos a Mondomo, Cauca, a ayudar a los damnificados del terremoto y me conmovieron las caras de la gente sufrida que pedía con angustia que le regaláramos un colchón. Nuestra comodidad diaria depende de muchas cosas que pasamos desapercibidas; aprendamos a apreciarlas y así descubrir que nos podemos conectar con Dios, con más significado, en lo de todos los días. 
No siento pena de hablar de mi fe, que para algunos puede parecer una bobería. Pero como cocinera que soy, siempre que meto algo al horno, le pido a Dios que salga bueno y sabroso. Y siempre me ayuda. La persona que escribió sobre los milagros no cree que esto esté correcto. Yo seguiré haciéndolo. A veces a través de acciones triviales se puede escuchar su voz y su enseñanza, no solo en las Sagradas Escrituras o en los sermones de los pastores. Basta observar todo lo bueno que nos sucede. No es solo casualidad ni buena suerte. 
Así como trabajamos en nuestro mejoramiento físico, así debemos esforzarnos por el crecimiento espiritual, con empeño constante, con disciplina, sin desfallecer y poco a poco llegar a descubrir a Dios en las cositas pequeñas de todos los días. Y recordemos que no nos hablará a gritos sino con un susurro.


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