MODA

LAS BUENAS AMIGAS
por Eva María de Trujillo

¡Nos hacen tanto bien nuestras buenas amigas! Diría que cualquier rato que podamos pasar con ellas surte efectos terapéuticos .
Me encantan las francas, aquellas que reemplazan la asesora de imagen y afirman con certeza que “ese color de cabello no te queda para nada”.
Y las sinceras, que no tienen reparo en decir “demasiado apretado ese pantalón” y luego te acompañan a escoger otro.
Las verdaderas, que, de tú a tú, te dicen las verdades de frente y sabes que a tus espaldas jamás hablarán mal de ti. 
Las consejeras, que con delicadeza te enseñan a verte como eres en realidad; son las que desean que seas mejor persona y te dan ánimo para lograr ese propósito.
Las nobles, que solo buscan tu bien y te advierten cualquier peligro que corres; las que miran hasta el fondo de tu alma y reconocen qué te entristece o preocupa. 
Las discretas, que saben escuchar tu historia y la guardan en reserva, sin ir a contarla en otras plazas.
Las desinteresadas, que no buscan tu amistad para su propio provecho sino para “ser amiga”. 
Las valiosas, aquellas que la vida fue poniendo a tu lado y se quedaron para siempre.
Las irremplazables, aquellas del colegio que te conocen mejor que nadie. 
Las fieles, las que están ahí, tengas o no tengas posición y dinero, las que te acompañan en las buenas y en las malas; las que aún a la distancia se siguen interesando por ti al paso de los años. 
Las confidentes, que te hacen partícipes de su propia vida, pero no para que te dé envidia de sus logros ni para que las admires, sino para que su propia experiencia te enriquezca y te sirva también.
Las afines, aquellas que creen en una misma buena causa y se esfuerzan contigo para sacarla adelante, disfrutando además trabajar contigo y tú con ellas.

Son regalo de Dios las buenas amigas; procuremos serlo para otras.

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