Algunas personas se sienten acomplejadas porque su apartamento es muy pequeño o porque la decoración está pasada de moda y con estos motivos se abstienen de invitar a su casa. Hoy día el convencionalismo de la decoración de la casa ha tomado fuerza desproporcionada. Por ejemplo, el baño de visitas se ha convertido en el punto de medida de una casa elegante.
Por favor, no nos dejemos llevar por frivolidades que nos pongan limitante en nuestra relación con los amigos. Sabemos que la decoración minimalista está “in”, con techos altos, paredes blancas y espacios amplios, pero el ambiente de un hogar donde todos los rincones se han llenado a lo largo de los años con muebles, cuadros, adornos y fotos de familia que reflejan su historia, demuestra un encanto singular. ¿No tienen más valor los sentimientos?
Lo valioso de una persona no radica en la decoración de la casa, ni en que sepa preparar platos exquisitos. No hace falta. A veces las comidas más sencillas son las más sabrosas. Lo importante es que los invitados se sientan bienvenidos y que haya buen ambiente. Quien es auténtico no edifica su ego en las apariencias.
Por otro lado, la autenticidad no es incompatible con la elegancia. Hay personas que poseen casas hermosas, que invitan a sus amigos y saben lucir toda la calidad y belleza de sus muebles, vajillas y cristales, y a la vez, con un don especial de anfitriona perfecta saben atender con exquisita elegancia pero impregnada de sencillez y naturalidad.
Igual de descomplicada debería ser la persona que vive de una manera modesta. El buen ambiente de la reunión lo dan los dueños de casa. Lo importante es atender con su propio estilo y sentirse cómodo.
Sus amigos, si son verdaderos, no lo van a valorar por lo que no tiene. La amistad auténtica se construye y se conserva por lo que Ud. lleva por dentro y por lo que sea capaz de dar.
Por favor, no nos dejemos llevar por frivolidades que nos pongan limitante en nuestra relación con los amigos. Sabemos que la decoración minimalista está “in”, con techos altos, paredes blancas y espacios amplios, pero el ambiente de un hogar donde todos los rincones se han llenado a lo largo de los años con muebles, cuadros, adornos y fotos de familia que reflejan su historia, demuestra un encanto singular. ¿No tienen más valor los sentimientos?
Lo valioso de una persona no radica en la decoración de la casa, ni en que sepa preparar platos exquisitos. No hace falta. A veces las comidas más sencillas son las más sabrosas. Lo importante es que los invitados se sientan bienvenidos y que haya buen ambiente. Quien es auténtico no edifica su ego en las apariencias.
Por otro lado, la autenticidad no es incompatible con la elegancia. Hay personas que poseen casas hermosas, que invitan a sus amigos y saben lucir toda la calidad y belleza de sus muebles, vajillas y cristales, y a la vez, con un don especial de anfitriona perfecta saben atender con exquisita elegancia pero impregnada de sencillez y naturalidad.
Igual de descomplicada debería ser la persona que vive de una manera modesta. El buen ambiente de la reunión lo dan los dueños de casa. Lo importante es atender con su propio estilo y sentirse cómodo.
Sus amigos, si son verdaderos, no lo van a valorar por lo que no tiene. La amistad auténtica se construye y se conserva por lo que Ud. lleva por dentro y por lo que sea capaz de dar.
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