Antes de comprar o ponerme cualquier prenda, debo hacer un acto de sinceridad conmigo misma. Debo dejar que me hable el espejo, que no miente, además de hacer memoria de fotos y videos que -aún más implacables que el espejo- me muestran mis imperfecciones; y luego debo aceptar con toda humildad mi realidad y también mi edad. Lo más probable es que ahora no sea el momento de salir con camiseta de tiritas, ni blusa strapless, ni leggins, ni minifalda, short o jean apretado.
¡Bienvenidos los trucos ideados por expertas para realzar discretamente mis aspectos positivos y esconder lo más posible los negativos! Tendré que reconocerme en esa tipificación del cuerpo triángulo, rectángulo, reloj de arena o triángulo invertido y aprender a disimular mis defectillos, escogiendo un corte que me favorezca, usando el color oscuro en la parte que desee reducir ópticamente, y manejando prudentemente las rayas, los estampados y los adornos.
En todo caso, jamás pensaré que usando ropa apretada me veré más delgada, y – mientras no la rebaje con gimnasia - procuraré ocultar la tripita debajo de una blusa holgada que llegue hasta la cadera. Ya me consta que los brazos gruesos y flácidos están reñidos con la manga sisa y, más todavía, con el escote ‘palabra de honor’. Y que los shorts y las minifaldas, por mucho que estén de moda, sólo se ven lindos en piernas perfectas de ‘Barbie’ y en un lugar como la playa.
Recordaré que en el mundo hay tres mil millones de mujeres, de las cuales sólo unas diez son supermodelos perfectas y que, por tanto, las 2.999.999.990 restantes tenemos figuras muy normales con imperfecciones y no tenemos por qué tener ningún complejo por no poder usar ahora ciertas prendas ‘fashion’ que nos harían hacer el ridículo.
¡Bienvenidos los trucos ideados por expertas para realzar discretamente mis aspectos positivos y esconder lo más posible los negativos! Tendré que reconocerme en esa tipificación del cuerpo triángulo, rectángulo, reloj de arena o triángulo invertido y aprender a disimular mis defectillos, escogiendo un corte que me favorezca, usando el color oscuro en la parte que desee reducir ópticamente, y manejando prudentemente las rayas, los estampados y los adornos.
En todo caso, jamás pensaré que usando ropa apretada me veré más delgada, y – mientras no la rebaje con gimnasia - procuraré ocultar la tripita debajo de una blusa holgada que llegue hasta la cadera. Ya me consta que los brazos gruesos y flácidos están reñidos con la manga sisa y, más todavía, con el escote ‘palabra de honor’. Y que los shorts y las minifaldas, por mucho que estén de moda, sólo se ven lindos en piernas perfectas de ‘Barbie’ y en un lugar como la playa.
Recordaré que en el mundo hay tres mil millones de mujeres, de las cuales sólo unas diez son supermodelos perfectas y que, por tanto, las 2.999.999.990 restantes tenemos figuras muy normales con imperfecciones y no tenemos por qué tener ningún complejo por no poder usar ahora ciertas prendas ‘fashion’ que nos harían hacer el ridículo.
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