MODA


Mamá, ¿mi  asesora en moda?
Por  Eva Maria de Trujillo
 
Durante la adolescencia, el vestir puede convertirse en tema de conflicto para madres e hijas, si antes no lograron construir una relación de confianza y amistad. Lo ideal sería que la niña aceptara a mamá como su asesora de moda y a papá, como miembro del jurado calificador de belleza, porque sus padres -si son personas sensatas- por amor jamás le aconsejarían usar algo que la rebaje, distorsione su imagen y la ponga en peligro.

Ella necesita acompañamiento cariñoso, pues aún no se identifica con su cuerpo cambiante, vive preocupada por una fealdad imaginaria, por su cutis, su nariz ancha o delgada, larga o respingada, su cabello crespo o liso, sus piernas cortas o largas, su busto, en fin, ella no se halla aún en su actual corporeidad.

Es normal a esa edad que, por un lado, busque autoafirmarse y sentirse ‘grande‘ y que, por el otro, le falte autoestima y se sienta horrible si no lleva lo que le dicen es la última ‘fashion‘. Es muy probable que, por adolescente, ‘adolezca‘ de falta de seguridad y que, en el fondo, su miedo más grande sea lo que digan los compañeros de su generación. Lo que más le preocupa es ser aceptada: “¿Quién querrá quererme?“.
 
Mamá, ¡no la dejes sola ahora! ¡Ayúdale de mujer a mujer: enséñale a vestir! Nunca antes la juventud ha estado tan manipulada, tan engañada con falsos valores. La sociedad de consumo busca ‘zombies‘ que obedezcan ciegamente los imperativos de una publicidad que ofrece cosas cada vez más excéntricas como preguntando: “¿y quién se atreve a más?“.

Admiro a quienes saben acompañar a sus hijas con cariño de mamá y autoridad de  experta, aportándoles siempre la visión positiva de una belleza que dignifica a la mujer.
 

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