Por Sonia A. Muñoz F. MD
Se conoce como duelo, el sufrimiento o emociones de tristeza y desesperanza, causados por un estado de enfermedad o discapacidad o por la pérdida de un ser querido, una mascota, un cargo, etc., que involucra reacciones de tipo biológico, psicológico, espiritual, familiar y social, en la persona afectada. Entre más importante sea el vínculo de apego afectivo, será mayor la reacción emocional.
El duelo es un proceso activo, que dura entre 6 meses a un año, donde cada persona sufre una transformación por medio de un proceso de auto-reconocimiento y re-aprendizaje de sí mismo y del mundo.
Podemos vivir mejor este proceso, si:
- Hablamos del tema.
- Expresamos nuestros sentimientos. Todos son válidos, aún los de desesperanza o de enojo, acompañados de llanto o mutismo.
- Evitamos el aislamiento y la soledad, permitiendo acercarse a los demás seres que nos quieren.
- Vivimos la espiritualidad a plenitud, con fe, esperanza y caridad, aun expresándole al Creador nuestros sentimientos de tristeza, inconformismo, vacío, rabia, dudas, etc.
- Ayudamos a los familiares y personas que nos rodean, pues ellos no saben qué hay en el pensamiento ni en el corazón doliente, y les expresamos lo que esperamos de ellos; qué nos sirve y qué nos puede molestar. Por eso es importante que los seres queridos no eviten el contacto con el ser doliente, aunque no sepan qué decirle, exprésenle su afecto.
- Entendemos que la familia es nuestro apoyo incondicional, al igual que las amistades entrañables.
- Buscamos dirección espiritual y ayuda sacramental, para reencontrarnos con la paz perdida.
- Entendemos que es normal y humano dentro del proceso, sentir que el dolor es intenso y que se hace insoportable; pero también es válido entender que va a pasar con el tiempo, con el apoyo familiar, el acompañamiento espiritual y si es necesario con acompañamiento profesional.
- En definitiva, le encontramos un sentido al dolor y al sufrimiento, cambiando el porqué… por el para qué… Y un día sin esperarlo, tendremos paz interior y una nueva visión esperanzada de la vida.
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