MODA

Leggins no son pantalones
por  Eva Maria de Trujillo

Vienen dominando la moda de la calle el pantalón pitillo - cada vez más apretado - y los leggins además de los 'jeggins' (un cruce de jean y leggin).
En sí, las mallas no son nada nuevo; datan de la Edad Media y las usaban los hombres; en el siglo XVI eran la usanza masculina en las cortes de España e Inglaterra; y en el siglo XVII, en Francia.


Lo que vengo observando con preocupación y pesar es que, en muchos casos, las mujeres que se ponen leggins no solo no obtienen el resultado que buscan - el de verse más delgadas - sino que al contrario se exponen a las burlas, como puede verse en redes sociales.

Los leggins no son pantalones. Podemos salir a la calle en pantalón y blusa, pero no nos veremos completamente vestidas si usamos leggins, porque revelan mucho más de lo que pensamos y su efecto puede ser antiestético, pues se marca no solo la ropa interior sino todo, incluso la celulitis.

¿Cómo usarlos correctamente? 
Primero, analizar: ¿me los puedo poner con mi figura? ¿a mi edad?  ¿me aportarían belleza? ¿o me quitarían dignidad?
Segundo,  si se van a usar, el top es clave para verse bien:  puede ser un blusón XL de cuadros o estampado, o una chaqueta larga, o un suéter largo holgado, o una blusa hindú tipo kurta, o una túnica muy femenina, que cubran la cadera, el 'derrière' y lleguen hasta la mitad de los muslos. ¡Nunca los use con blusas más cortas!
Tercero, que el color sea preferiblemente oscuro y sólido, y que el material de los leggins sea lo suficientemente grueso para evitar transparencias.
Finalmente, tenga en cuenta que es una prenda muy casual, deportiva, que muy probablemente no será apropiada para ir a tu oficina ni a un evento formal.

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