SALUD Y BIOÉTICA

Ecos del VII Congreso Internacional de la familia. Hogar y empresa: ¡si se puede!
CAMBIOS EN EL PODER ECONÓMICO DEL PADRE. Una mirada a lo largo de tres generaciones – Andrés Cano, Universidad de la Sabana.

por Sonia  A. Muñoz F. MD

En este estudio pudieron observar tres generaciones de padres:

La primera, padres entre 56 y más años en la época actual, donde la responsabilidad económica era del hombre exclusivamente, tenía la potestad de castigar, era lejano afectivamente de sus hijos, protector y autoridad del hogar. El poder lo tenía el proveedor, que generalmente era el padre o uno de los hijos mayores. No se cuestionaba al padre. La mujer solo se ocupaba del hogar y la crianza de los hijos, sin poder de mando.


La segunda entre 35-55 años a hoy, donde seguía siendo esencial la figura del hombre proveedor-poder económico, protector y autoridad del hogar, un padre “cariñoso pero autoritario”. Si el hombre no tenía el poder, se consideraba “menos hombre”; sin embargo, la mujer empieza a trabajar y se considera que “ella solo ayuda” al hombre.

La tercera generación- la actual-, padres hasta 34 años. En este momento, los dos son proveedores Y, en ocasiones, ella trabaja y él está desempleado, encargándose del oficio doméstico. ¿Hay lucha de poderes? Ella empieza a tomar poder en el manejo de su tiempo. ¿Conflicto entre autonomía y libertinaje de la mujer? Se considera que “a mejor nivel económico, mejor educación de los hijos”; se reduce el número de hijos.

Conclusiones del estudio:
- Hay una relación directa entre la ausencia de paternidad y mayores riesgos psicosociales en los hijos.
- Se pasó de una estructura patriarcal hacia una nueva paternidad (más acentuado en los padres urbanos, que en los rurales).
- Con la aparición de la tecnología, el hombre ve lesionada su masculinidad.
- La entrada de la mujer al mundo laboral crea un cambio contextual, como “un despojar al padre de su poder económico”.
- El consumismo de hoy no tiene como objetivo satisfacer las necesidades, sino los deseos de padres e hijos. El padre consigue el poder económico dando cosas.
- Ambigüedades de hoy: ¿quién tiene el poder económico si los dos trabajan? ¿Al que más le piden? ¿Ella “ayuda al padre” con su trabajo?, pues en el hombre se genera frustración si no es el “principal proveedor” (cuando ella gana más que él). Si los dos trabajan, ¿quién se ocupa de la crianza y educación de los hijos?
- Significado del hijo:  En la era preindustrial, el hijo era una fuerza de trabajo, a más hijos, más obreros. Eran herederos de los bienes y del nombre. Ya en la tercera generación, el hijo se convierte en “un gasto” – Objeto de consumo emocional (Bauman, 2008)-. Y “si mi hijo es objeto de trabajo, yo lo educo como tal”.
- Aspecto muy positivo:  Desplazamiento del poder del padre, que se vuelve posibilidad para los hijos: tiempo para darles más afecto o cercanía afectiva; amar a la madre; enseñar masculinidad a los hijos varones; dar ejemplo; considerar al hijo como persona, incentivar en los hijos el trabajo y el deporte; enseñar cualidades masculinas como equidad, autonomía, autoridad, protección, seguridad y orden. Y con la esposa, se abre la posibilidad  de darle más afecto, apertura a la amistad conyugal y ser un verdadero complemento.

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