por María Constanza Tafur Mayor
El tiempo es oro y, cuando empezamos a aprovecharlo, damos valor a nuestra vida amando cada minuto de ella.
Para asegurarnos de dar al tiempo el mayor valor posible, debemos aprender a distribuirlo cuidadosamente y así tener orden en las cosas que hay que afrontar cada día.
Para ello, tomemos el siguiente esquema propuesto por Stephen Covey; profesor y escritor motivacional estadounidense, especialista en liderazgo y autor del libro "Los siete hábitos de las personas altamente efectivas":
1. Realicemos un inventario en detalle de las tareas que realizamos diariamente durante al menos una semana.
2. Clasifiquemos cada tarea de acuerdo a su importancia y urgencia así:
- Tarea urgente pero no importante: Son aquellas que requieren nuestra atención inmediata, son más entretenidas y nos desorganizan y en ocasiones se pueden delegar, como atender el timbre del teléfono o la puerta.
- Tarea urgente e importante: Reclaman de modo imperioso nuestra atención, nos consumen y agitan, generando estrés.
- Tarea importante pero no urgente: Estas requieren más iniciativa y esfuerzo y nos permiten cumplir nuestras metas.
- Tarea ni urgente ni importante
Cuando identifiquemos a qué tareas dedicamos el tiempo y dónde lo desperdiciamos, podemos disciplinarnos para dejar de hacer cosas urgentes pero no importantes y las que no son ni urgentes ni importantes; lo adecuado es dedicar tiempo a las tareas que son importantes y no urgentes, cuanto más tiempo les dediquemos, evitaremos que se conviertan en urgentes y así podremos disponer de más tiempo para la familia, las amistades, y la propia formación.
Planifiquemos la semana el domingo por la noche o el lunes por la mañana, estableciendo objetivos y asignando tiempos razonables para su realización.
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