MODA

¿Moda o Tradición?
Por Eva Maria de Trujillo

Vienen a la mente las costumbres navideñas de las bisabuelas, su Novena del Niño Dios rezada ante sus hermosos pesebres, extendidos sobre montañas armadas con encerados y paisajes de musgo, sus villancicos cantados con guitarra y tiple, sus aguinaldos, y todo aquello nutrido con buñuelos, natillas y golosinas elaboradas en casa. No hay quien no guarde un bello recuerdo de infancia, íntimamente ligado a las entrañables tradiciones navideñas, tan ricas en sentido.

Desde mediados del siglo pasado, por influencias extranjeras se fue poniendo de moda Santa Claus, gordito y vestido de rojo;  fue invadiendo el ambiente decembrino, las tarjetas de Navidad y la decoración de casas y almacenes, opacando al Niño Dios nacido en el pesebre, hasta que se acabó reemplazando también al pesebre por pueblitos nevados  y  se convirtió al Niño Jesús en un verdadero “desplazado” de su propia fiesta de cumpleaños. Y si observamos la decoración actual, notamos que incluso el viejo Santa quedó arrinconado por sus renos y una multitud de muñecos de nieve y criaturas de trapo -que nada tienen que ver con la fiesta-  agrupados al frente de un fastuoso árbol sintético cuyos ornamentos están sometidos a las modas de año en año.

Nuestra cultura occidental -supuestamente cristiana- parece haber eliminado a Jesús de la Navidad, para quedarse con el gran negocio de regalos y placeres de una fiesta vaciada de su sentido. Incluso las iluminaciones de las grandes urbes buscan nuevos “temas”, como si el nacimiento del Salvador no fuera suficiente.
Sacando a Jesús de la Navidad, solo queda la vanidad …la vanidad de los colorines, brillos falsos, moños, regalos, compra-ventas, comilonas y parrandas. En lugar de desearnos  “¡Feliz Navidad!”  estaríamos diciendo “¡Feliz Vanidad!”.

Las mujeres estamos llamadas a conservar nuestras tradiciones familiares. ¡No  dejemos que las modas nos roben la esencia!  Recuperemos el espíritu de la Navidad, poniendo el pesebre en un lugar destacado de la casa, en el estilo que queramos, pero que no falte esta tradición que simboliza el hecho central de la fecha.

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