
por Sonia A. Muñoz F. MD
El amor humano es la plenitud de todas las manifestaciones que podemos tener como personas. Son decisiones razonadas, libres, voluntarias y concretas, no solo sentimientos, tan hermosos como variables.
A continuación les transcribo una historia que llegó a mi correo y que nos pone de manifiesto cómo el amor se demuestra con actos, día tras día, frente a todos los que son objeto de nuestro amor. Solo necesitamos ponernos en el lugar de otro y amarlos. ¡A amar se aprende amando!
Se titula ‘La Muñeca’:
Cuenta la historia, que el escritor Franz Kafka, se encontró con una niña en el parque al que iba a caminar todos los días. Ella estaba llorando, había perdido a su muñeca y estaba desolada. Kafka se ofreció a ayudar a buscar a la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar. Incapaz de encontrar a la muñeca, compuso una carta "escrita" por la muñeca y se la leyó a la niña cuando se reencontraron:
"Por favor no me llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras...”
Este fue el comienzo de muchas cartas. Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas, cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. La niña fue consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente se veía diferente de la muñeca original. Una carta adjunta explicó: "Mis viajes me han cambiado... " Muchos años más tarde, la chica, ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca.
En resumen, decía:
“Cada cosa que amas, es muy probable que la pierdas, pero al final, el AMOR siempre volverá de una forma diferente".