La buena crianza y la educación
por Lily Mosquera de Jensen
por Lily Mosquera de Jensen
El carácter de un niño se forma con la enseñanza de modales, valores, ética y moral. También a través de sus propias experiencias, pero más que nada, de la influencia y enseñanzas que les dan las personas que tienen cerca y de quienes recibe amor.
Si los niños son la base de una sociedad y representan su futuro, es relevante la importancia de la formación que reciben, así que nuestra responsabilidad es enorme.
Debemos enseñarles disciplina y un firme sentido de lo que es correcto e incorrecto para confiar en ellos. Los padres tienen la mayor responsabilidad y los educadores en los colegios, pero no podemos olvidar que otras personas como los abuelos, tíos, parientes cercanos, amigos, instructores de deportes o demás actividades, y los que siempre tienen contacto con los niños pueden trasmitir enseñanzas formativas.
En nuestro medio, donde hay familias numerosas, ningún adulto puede estar exento de esta responsabilidad; por eso debemos cuidar nuestras conversaciones y actuaciones delante de los niños y, con mayor razón, los programas de la televisión.
Cuando los niños ven que sus padres aceptan situaciones que son moralmente incorrectas, aprenderán a volverse mentirosos o tramposos.
La linda costumbre de algunos padres que, a la hora de dormir, les cuentan o les leen una historia a su niño pequeño es la ocasión para enseñar a identificar una actitud incorrecta y enseñarles la manera buena de actuar. Parece increíble que un niño de 3 ó 4 años pueda hacer sus comentarios acertados respecto a los personajes del cuento y descubrir lo bueno y lo malo de cada uno.
La mayor ayuda que se le puede dar a un hijo, en cuanto a su formación, es el tesoro de la fe. Si profesan la fe católica, llevarlos a misa los domingos y ayudarles a construir una fe sólida, que será siempre la mayor ayuda y el más fuerte y efectivo soporte que tengan en sus vidas y allí afianzarán los conceptos del bien y el mal. A través de historias y cuentos, los padres pueden darles lecciones de moral a sus niños, enseñándoles no solo respeto a Dios sino a los otros seres humanos e inculcárselos en su corazón.
El amor a Dios y a nuestros hermanos es finalmente el fundamento de los modales, la ética, la moral y los valores. La vida de un joven será exitosa si ha tenido la oportunidad de recibir estas enseñanzas.
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