DOCTRINA Y VIDA

Escuchar para rectificar
por Concepción Campá

El Papa Francisco llegó el 5 de julio a Sudamérica, a su continente natal, y desde esa tarde hay una nueva ilusión en cada uno de nosotros para acoger los mensajes que quiere darnos. Desde el avión a los colombianos reiteró su cercanía y afecto para el pueblo colombiano, para el que pidió al Señor "abundantes gracias que lo hagan progresar en los valores humanos y espirituales que le caracterizan deseándole al mismo tiempo una prosperidad creciente y una convivencia pacífica".
Con toda seguridad bendijo nuestra tierra mientras la sobrevolaba en su viaje a Quito.


Estamos removidos con estas palabras que nos llevan a sentirnos parte activa de su Encíclica "Alabado Seas", dada en Roma el 24 de mayo pasado. Es un mensaje para leer, pensar, acoger y poner en práctica, rectificando muchos comportamientos. Todos de un modo o de otro hemos cometido pequeños daños ecológicos, por ejemplo, malgastando el agua de la que nuestros hermanos carecen.
Seguimos con las palabras del Papa en Quito: "... nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y de sus ancianos, que son la memoria de su pueblo…"


¿Nos duele cuando vemos a un pequeño que realiza trabajos en la calle o lo ponen a pedir la limosna que no es para él? ¿Dedicamos tiempo a acompañar a las personas enfermas o ancianas que pasan horas en soledad y abandono? Siempre es tiempo de rectificar.

San Josemaría Escrivá de Balaguer decía: “No es prudente el que no se equivoca nunca, sino el que sabe rectificar sus errores".  Y rectificar supone mejorìa y enriquecimiento personal; revierte en lo que nos rodea y en nosotros mismos.
Por eso, en estos días, sigamos paso a paso al Papa y escuchemos lo que nos diga.

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