por Elizabeth Aguilar
Un hogar no es una casa linda grande o un apartamento lujoso. Puede ser un pequeño inmueble sencillo donde una pareja de esposos comparte su vida y educa a sus hijos, porque como dice el dicho: el casado quiere casa……
Cada familia debe luchar por conseguir su propio hogar, que es ese lugar al cual todos los miembros de la familia quieren llegar.
Un lugar limpio y ordenado, no solo donde se encuentra lo necesario para satisfacer las necesidades básicas del ser humano como el alimento, el vestido, una cama, sino también la compañía, la comprensión de unos padres que los aman y se aman entre ellos.
Hace poco visité a mi hijo mayor y a su familia que viven en otro país; tuve la alegría de conocer a su segundo hijito, su nueva casa, paseamos todos los días y conocí sitios mágicos, pero lo que más me gustó y no hizo tan traumático mi regreso, fue poder ver lo bien que han construido su hogar. Decidieron que la esposa, una gran profesional, no trabajara en otra empresa sino se quedara en la empresa-hogar, realizando el trabajo más importante que puede realizar una mujer; cuidar a sus hijos y ocuparse de todas las labores del hogar. Si, todas: ella lava, plancha, asea la casa, cocina diferentes platos, recetas que, si no sabe, busca por internet, va de compras, lacta y cuida a su bebe, recibe al niño mayor cuando llega del colegio y hace las tareas con él.
Mi hijo trabaja todo el día, y cuando llega a casa lo recibe una esposa feliz y cariñosa, él puede compartir con los niños y en ocasiones salen de paseo, al igual que el fin de semana, comparte con su familia, realiza reparaciones de carpintería y pintura en casa, corta el prado entre otras labores; se le ve más relajado y feliz.
Esto no es fácil hoy en día cuando los dos tienen que trabajar para sostener el hogar porque un solo sueldo no alcanza. Pero se puede lograr con buena organización, evaluación de prioridades y mucha creatividad para ahorrar prescindiendo de ciertos lujos sin dejar de pasarlo de maravilla.
Dios ama a las familias, por eso envió a su Hijo a una familia para que creciera en un hogar, con una Madre amorosa que se encargaba de las labores de la casa (de donde sacó muchos ejemplos en sus predicaciones) y un papá que le enseñó valores, a trabajar y a ganarse la vida.
¿De quién?, sino de sus padres aprenden los hijos el valor del trabajo y de la familia, al ver a su madre en los trabajos del hogar con alegría, a su padre colaborando en casa, llevando muy bien su trabajo profesional para sostener a su familia, y juntos dándoles ejemplo de su amor.
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