Gran parte de la vida familiar transcurre en compañía de los amigos; primero son los amigos de los padres, luego llegan también los amigos de los hijos, enriqueciendo de otra forma el ambiente familiar.
Recuerdo hoy especialmente una gran amiga de la familia, amiga de mi madre; la tuvimos cerca siempre, hasta ahora que partió. Llegaba con toda confianza a la casa y también nosotros, que estábamos al lado de mi madre, recibíamos la influencia de su personalidad. En la clínica, antes de su partida, tuve la oportunidad de compartir unos momentos importantes con sus hijos y reconocer en ellos muchas cosas en común con nosotros. No sólo su madre influyó en nosotros, también a su vez mi madre, por su amistad influyó en ellos.
¡Qué importante es tener buenas amistades! No sólo porque las buenas amistades nos ayudan a ser mejores personas, sino porque lo que somos es lo que llevamos a nuestras familias, porque los hijos nos están observando todo el tiempo, escuchan y observan a nuestros amigos, perciben lo que aprobamos o desaprobamos y, sin darnos cuenta, van valorando las cosas de acuerdo a lo que nosotros aceptamos o no en nuestros amigos.
Pero no sólo nos miran a nosotros, también llegarán algunos de nuestros amigos a ser tan importantes para ellos como son los tíos más cercanos, y serán como de la familia.
¿Quieres ser mejor persona? Quieres que tus hijos reciban una influencia positiva? Mira por dónde te pueden llevar tus amistades.
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