DE TODO UN POCO

PARA LAS ABUELAS
por María Beatriz Toro de Luna

Toda la vida esos seres encantadores llamados abuelas han sido de gran importancia en la vida familiar y han tenido un papel maravilloso en la transmisión de la fe, las tradiciones, costumbres, las historias y los conocimientos.
Hoy ese papel de las abuelas es aun de mayor importancia, ya que la necesidad del trabajo profesional aleja a la madre de la atención permanente a sus hijos. Entonces ahí entra a suplir la figura adorable de la abuela o a veces incluso la bisabuela; ella los recibe a su regreso del colegio, si no es ella quien los recoge, los acompaña en trabajos y tareas y está siempre atenta y presente. Pero no es esa la razón por la cual es importante la abuela, eso es solo una utilidad práctica.

La abuela en el trato con los nietos transmite su sabiduría, su fe, sus costumbres la memoria familiar; y no lo hace hablando o dictando cátedra, sino que resulta de su  manera de vivir, de conversar, de hacer las cosas, de orientar (sin presionar). Una abuela elegante en el vestir y en su trato, eso es lo que trasmite; una abuela lectora infunde su pasión por la lectura; una abuela piadosa (no pía) contagia esa piedad secular; la abuela hacendosa y siempre contenta logra que sus nietos sean diligentes...
Podemos ayudar a los nietos con el ejemplo y la alegría de una vida cristiana,  con la práctica de las virtudes humanas, sociales y cristianas, escuchándolos cuando lo necesitan, y a ratos callando porque a veces el silencio es más elocuente; y por supuesto jugando, saliendo de excursión, comentando lecturas, todo esto dependiendo de la edad, la salud y del estilo de cada una.

Entre los bellos recuerdos de infancia, adolescencia y juventud de las lectoras, seguramente no faltan los de la casa o la finca de los abuelos, con esas figuras tan acogedoras que enseñaban con cariño, sin castigar y que eran un refugio cuando se quería escapar de la reprimenda de los padres. 

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