DE TODO UN POCO

HACIENDO DUELO 
por María Beatriz Toro de Luna

Toda persona tiene una misión en la vida y a todas los personas Dios nos confía el cuidado de otras.
Entre todas las que Dios nos ha confiado, el ser más especial es aquel a quien hemos elegido libremente, para entregarnos a él, amarlo, cuidarlo, todos los días de nuestra vida y en toda clase de circunstancias, respaldarlo y apoyarlo en todos los momentos, y -algo muy importante- es aquel a quien hemos sido fieles por un compromiso mutuo de amor y por amor ...es aquel con quien existe la única relación humana que es un sacramento.

Cuando llega esa hora que a todos nos tiene que llegar, ni aún después de cinco décadas no es nada fácíl tener que desprenderse de ese ser tan amado; no es nada fácil decirle a Dios: "Es tuyo, Señor, Tú me lo confiaste y a Tí te lo entrego".
Requiere un poco de lucha en la oración mental, pero cuando se logra el desprendimiento y el abandono a la Voluntad de Dios, ya resulta reconfortante luego decir: "Tuyo es, para Ti nació, ¿qué quieres, Jesús, de él, y qué esperas de mí, Señor?"

Poder estar con el ser amado hasta sus últimos momentos es una bendición de Dios; es un regalo que nos permite decirle al oído cuánto le amamos y entregarlo con nuestra oración al Dios Creador. Es poder hacer un duelo sereno, sencillo, sin ruido, es dejar salir las lágrimas lentamente casi sin sentirlas. Es sentir con serenidad simultáneamente un gran dolor en el alma y una alegre paz interior.

3 comentarios:

  1. María Beatriz: gracias por poder compartir esas bellas y verdaderas palabras que salen de tu corazón enamorado y entregado. Mucho rezamos durante todo el tiempo de su enfermedad y ahora lo seguimos acompañando con la oración serena de quienes hemos aprendido a vivir la Voluntad de Dios. Un recuerdo entrañable de mi parte, por los muchos momentos de familia y trabajo compartidos, durante mi estadía en Cali y siempre. Te envío mi bendición, con mucho afecto.

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  2. Mi querida Maria Beatriz que bellas verdades has escrito sobre tu amor a Enrique y tan especial y dedicada entrega sabes todo lo que he rezado. Senti mucho no acompañarlos en cuando Enrique se nos fue. Espero visitarte esta semana. Con todo cariño un abrazote. Conchi.

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  3. Tin, te quiero con todo mi corazón; tu reflexión me ha encantado y me exige mucho respeto, por que la haces con el raciocinio que se debe y la madures de quien amó profundamente al ser que elegiste para compartir tu vida.

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