por Libia Narváez Narváez
Fue en 1988 que llegué del Cauca a trabajar a Cali y tuve la oportunidad de asistir a Cerronaya y tomar un curso de Modistería; luego uno de Primeros Auxilios y otros. Nos enseñaban a hacer un trabajo bien hecho, cuidando hasta el último detalle, y todo se desarrollaba en un ambiente de amabilidad y alegría. Más tarde adquirí una máquina de coser y daba clases a mis amigas y así se fue pagando la máquina. Seguí tomando los cursos de formación que ofrecía la Corporación.
Tuve oportunidad luego de formarme en una entidad parecida en Bogotá. De ahí me ofrecieron trabajo en Roma en la administración de un centro cultural universitario internacional, donde vivían muchas personas de todo el mundo. Los once años que estuve allá fueron una experiencia lindísima en mi vida. Se trabajaba bien y con alegría.
Desde mi regreso a Cali soy feliz dedicando mi tiempo libre a compartir esos conocimientos adquiridos con las niñas y jóvenes que asisten a los programas que organiza la Corporación.
Tuve oportunidad luego de formarme en una entidad parecida en Bogotá. De ahí me ofrecieron trabajo en Roma en la administración de un centro cultural universitario internacional, donde vivían muchas personas de todo el mundo. Los once años que estuve allá fueron una experiencia lindísima en mi vida. Se trabajaba bien y con alegría.
Desde mi regreso a Cali soy feliz dedicando mi tiempo libre a compartir esos conocimientos adquiridos con las niñas y jóvenes que asisten a los programas que organiza la Corporación.
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