FAMILIA

Cuando perdemos a un ser querido
Por  Elizabeth Aguilar

Cuando perdemos a un ser querido, nunca nos arrepentimos del bien que hicimos por ellos, pero sí de lo que dejamos de hacer. Después llegan los remordimientos: “...Si lo hubiera llamado más frecuentemente… Si lo hubiera visitado más… Si hubiera sido más detallista… Si lo hubiera cuidado, acariciado, atendido mejor… Si le hubiera expresado cuánto significa para mí...

Muchos recomiendan: “Vive el día de hoy como si fuera el último de tu vida”, y yo agregaría: “Ama y cuida a tus seres queridos como si fuera el ultimo día que los tienes a tu lado”.

Mi esposo madrugaba mucho para asistir al trabajo, pero como era tan considerado conmigo, no dejaba que me levantara para atenderlo y darle el desayuno. Cierto día madrugué más que él, le preparé un rico desayuno, le sobé con un ungüento el pie que tenía inflamado por haberse lastimado el domingo anterior jugando con nuestros hijos. Le di una pastilla para el dolor y coloqué otra en su bolsillo para más tarde. Lo despedí en la puerta con un especial beso y un gran abrazo, le dije cuánto lo amaba… Fue el último momento que compartimos, ya que ese mismo día tuvo un grave accidente que lo dejó en coma y a los tres días falleció.

Hoy le doy gracias a Dios por permitirme madrugar aquel día para atenderlo y por todo el amor que pude darle durante los veinte años de nuestro feliz matrimonio.

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