Por Martha Olga Botero
Armar el pesebre es una actividad perfecta para la familia. Si papá se presta, pondrá las cajas para la estructura o, como diría algún geólogo, la ultima capa tectónica de ese lugar hermoso llamado Belén.
Mamá colocará villancicos y pondrá el papel encerado que puede sujetar con alfileres, cosedora o silicona y distribuirá adecuadamente las lucecitas que pronto parecerán estrellas.
Y ahora viene lo mejor: poner el musgo y las melenas, las figuritas de los santos, las casitas, los árboles y las palmeras, el camino, el rio, el lago y diversos animalitos.
En secreto, amiguitos míos, les cuento que hay una figurita que es muy especial, la ovejita negra...
¡Cuántos niños y niñas díscolos y rebeldes están representados por esta ovejita negra!... los que sacaron malas calificaciones, el que mordió al hermanito, la que dijo una mentira, el que desobedeció…
¿Será que el Niño Dios no los quiere? ¡No, no, no! Sí los quiere, igual que a los juiciosos, pero tienen que mejorar en lo que están fallando. Por eso, la ovejita negra se pone en la cueva bien cerquita del Niño Jesús, así El la tiene más presente y le envía el regalo del buen juicio.
Al Niño lo calentarán la burra y el buey, lo cuidarán mamá María y papá José, lo visitarán los pastores con sus ovejas y los tres Reyes Magos y, por supuesto, infinidad de angelitos que revolotean cantándole arrurruz a su niñito Jesús.
Mamá colocará villancicos y pondrá el papel encerado que puede sujetar con alfileres, cosedora o silicona y distribuirá adecuadamente las lucecitas que pronto parecerán estrellas.
Y ahora viene lo mejor: poner el musgo y las melenas, las figuritas de los santos, las casitas, los árboles y las palmeras, el camino, el rio, el lago y diversos animalitos.
En secreto, amiguitos míos, les cuento que hay una figurita que es muy especial, la ovejita negra...
¡Cuántos niños y niñas díscolos y rebeldes están representados por esta ovejita negra!... los que sacaron malas calificaciones, el que mordió al hermanito, la que dijo una mentira, el que desobedeció…
¿Será que el Niño Dios no los quiere? ¡No, no, no! Sí los quiere, igual que a los juiciosos, pero tienen que mejorar en lo que están fallando. Por eso, la ovejita negra se pone en la cueva bien cerquita del Niño Jesús, así El la tiene más presente y le envía el regalo del buen juicio.
Al Niño lo calentarán la burra y el buey, lo cuidarán mamá María y papá José, lo visitarán los pastores con sus ovejas y los tres Reyes Magos y, por supuesto, infinidad de angelitos que revolotean cantándole arrurruz a su niñito Jesús.
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