DOCTRINA Y VIDA

Mes de Mayo, mes de María
Por Concepción Campá

Cuando llega el mes de mayo, todo nos parece distinto, es algo que sale del corazón porque es el mes dedicado a la Santísima Virgen y somos sus hijos predilectos.

La Maternidad Divina  de  María es la raíz de todas las perfecciones y privilegios que la adornan.


Por ese título, fue concebida inmaculada y está llena de gracia; es siempre virgen, subió en cuerpo y alma a los cielos, ha sido coronada como Reina de la creación entera, por encima de los ángeles y de los santos. Más que Ella, sólo Dios. (cfr. Amigos de Dios, n. 276 ). Es la Madre de Dios hecho hombre; la hemos acompañado al pie de la Cruz en la Semana Santa y ahora queremos estar con Ella los treinta y un días de este mes.


El mes de mayo puede vivirse de muchas maneras, cuidando mejor el rezo del Santo Rosario en el que se pueden poner intenciones concretas en cada misterio.  San Juan XXIII decía: “Familia que reza unida, permanece unida”.  ¿Y habrá algo más bello que una familia unida?  Donde cada uno piensa en los demás, se preocupa de sus necesidades, muestra su cariño con mil detalles, pasa por encima de sus gustos, sonríe aunque le cueste, perdona porque ama, en fin, cada cual sabe qué puede ofrecer a la Virgen. 

 

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