El 15 de agosto celebramos la Asunción de la Virgen María, fiesta grande que nos llena de alegría y nos alienta en este camino de la vida. Ella, como buena Madre, nos da ánimo y nos alienta para alcanzar la santidad, a la que por vocación hemos sido llamados.
Desde los comienzos de la Iglesia, los cristianos tuvieron el convencimiento de que Santa María no experimentó la corrupción del sepulcro, sino que había sido llevada en cuerpo y alma a los Cielos.
El Papa Pio XII, el 1 de noviembre de 1950, definía como dogma de fe que “La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.”
Desde allí es nuestra intercesora y medianera de todas las gracias, por eso acudimos a Ella a diario, con el rezo del Santo Rosario que nos trae tantas gracias, o con la Salve o nuevas oraciones que conocemos. Hay una especial que dice:
“Dulce Madre no me dejes,
tu vista de mí no apartes,
ven conmigo a todas partes
y sola nunca me dejes.
Y ya que me proteges
tanto como verdadera Madre,
haz que me bendiga el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.”
Otra bonita fiesta mariana, la tenemos el día 22: Santa María Virgen Reina. Los títulos de la realeza de María son su unión con Cristo como Madre y la asociación con su Hijo Rey, en la obra redentora del mundo.
Vivamos este mes con un amor nuevo a María; pídele que te cuide a ti y a tus seres queridos, y ponle flores a alguna imagen para tener un detalle con Ella.
Desde los comienzos de la Iglesia, los cristianos tuvieron el convencimiento de que Santa María no experimentó la corrupción del sepulcro, sino que había sido llevada en cuerpo y alma a los Cielos.
El Papa Pio XII, el 1 de noviembre de 1950, definía como dogma de fe que “La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.”
Desde allí es nuestra intercesora y medianera de todas las gracias, por eso acudimos a Ella a diario, con el rezo del Santo Rosario que nos trae tantas gracias, o con la Salve o nuevas oraciones que conocemos. Hay una especial que dice:
“Dulce Madre no me dejes,
tu vista de mí no apartes,
ven conmigo a todas partes
y sola nunca me dejes.
Y ya que me proteges
tanto como verdadera Madre,
haz que me bendiga el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.”
Otra bonita fiesta mariana, la tenemos el día 22: Santa María Virgen Reina. Los títulos de la realeza de María son su unión con Cristo como Madre y la asociación con su Hijo Rey, en la obra redentora del mundo.
Vivamos este mes con un amor nuevo a María; pídele que te cuide a ti y a tus seres queridos, y ponle flores a alguna imagen para tener un detalle con Ella.
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