FAMILIA

Darse a los demás
por  Elizabeth Aguilar
 
Ha sido tanto lo que hemos pedido a Dios al finalizar el año: ¡dame salud, prosperidad, trabajo!,¡dame!, ¡dame!…  ¿Por qué no cambiamos y para este año -  aunque ya ha transcurrido un mes, pero nos restan once -  seguimos el ejemplo de Jesús de dar y especialmente de darse a los demás?

Pregúntemosle:  ¿qué quieres que haga  por Ti y por los demás hoy y cada día de este año que me regalas?  Ser mejores esposos, padres, amigos, vecinos, compañeros de trabajo o de estudio, mejores ciudadanos. Ser honestos, sinceros, serviciales, generosos con los que nos rodean.

No se trata de dar objetos materiales; es dar un minuto, una sonrisa, un abrazo, un beso, un “te quiero”, “no estás solo”, “te apoyo”, “te acompaño”, “¡adelante!”, “¿cómo te sientes hoy?”.

Lo anterior es lo que más valora un ser humano, especialmente tu cónyuge, tus hijos, tus padres y hermanos. Nadie es tan rico ni tan pobre que no pueda dar algo de esto; darnos a los demás, sin dejar de ser nosotros mismos, ser mejores personas cada día para dar lo mejor de nosotros, porque no podemos dar de lo que no tenemos. Dar buen ejemplo para que otros lo sigan y se multiplique este darse.
 
Como me inspiró aquel señor - yo diría que tiene noventa años - totalmente agachado al caminar, que vive al frente del apartamento de mi hijo en Argentina. Con dificultad sale de su casa sacando su bicicleta, en forma asombrosa sube en ella y se va conduciéndola en forma perfecta, mejor de lo que camina. Sale por las calles de Buenos Aires, no sé hasta dónde y luego regresa con varios paquetes; con gran dificultad se baja de la bici - como dicen por allá -; de igual forma abre el pesado portón de su casa; sale su esposa de la misma edad, lo besa y le recibe las bolsas; luego le ayuda a subir la bici tres escalones que equivalen a cien para una persona más joven… No hay edad para darse a los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario