Daba gusto escuchar al Papa Francisco hablando sobre la familia en su viaje a Estados Unidos, mostrando cómo en el ambiente familiar es donde aprendemos a amar, donde recibimos la fe, donde puede cada uno ser como es, donde gracias al amor aprendemos a ser generosos y a respetarnos.
Nos invitaba a apreciar esos momentos en que compartimos en familia. inclusive cuando los padres discuten y los hermanos se pelean. Eso si, que siempre haya reconciliación antes de irse a dormir.
La familia es el primer lugar donde los hijos se sienten amados y aman, es donde reciben su primera y más profunda formación. Luego saldrán a construir el mundo, pero las bases de su comportamiento las han recibido en casa. Sus valores más arraigados los han aprendido en el hogar.
Si no nos amamos en la familia, ¿entonces dónde aprenderemos a amar? En la calle? En el trabajo?... ¿Qué nos hace falta en nuestro hogar? ¿Les estamos enseñando a amar a los hijos? ¿Les estamos dando buen ejemplo?. Los hijos aprenden a dar lo que reciben de sus padres.
Nos invita el Papa Francisco a reflexionar, diciendo: ¿en mi casa se grita?, ¿o se habla con amor y ternura? Es una buena pregunta. Y dice también: Que nuestros hijos encuentren siempre en nosotros referentes de comunión, no de división.
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