
por Sonia A. Muñoz F. MD
La temida enfermedad ha llegado, ya sea en forma leve, aguda o crónica. Nunca estamos preparados para afrontarla; ¡ella irrumpe en nuestra vida y la trastorna!
Entonces, ¿qué hacer?
• Consultar al médico a tiempo, creerle y seguir sus instrucciones. O en su defecto, solicitar otras opiniones o interconsultas médicas.
• Afrontar la enfermedad con paciencia y llenarnos de tranquilidad. A más estrés y ansiedad, ¡más complicaciones!
• Conocer la resiliencia, virtud que nos habla de sacar lo positivo del momento adverso.
• ¡Descansar!, actividad necesaria y a la que nunca le sacamos tiempo, porque no tenemos tiempo.
• Aprovechar, cuando ya tenemos un poco más de fuerzas, para leer, hacer oración, reflexionar, poner las ideas en orden, hacer llamadas, coser, llenar crucigramas o sudokus, cantar, etc.
• Dedicarle tiempo a la familia y sacar el máximo provecho de sus visitas o llamadas,
• Sonreír y estar de buen ánimo, aunque nos cueste,
• No hacer oficios domésticos. Recordemos que nos han recomendado reposo y un esfuerzo físico, nos acabará enfermando más a largo plazo,
• Estar de buen genio, ayudará a una mejor recuperación,
• Es bueno enterarnos que el mundo sigue su curso. No somos tan necesarias e indispensables como creíamos. Aquí las preguntas importantes que debemos hacernos son: ¿sé delegar?, ¿confío en los demás?, ¿los he preparado para que vivan sin mí y sean autosuficientes en la casa y en el trabajo?
• Las quejas son otro motivo de reflexión. Debemos procurar ser fuertes y valientes, no agobiar a los demás con tantas quejas; pero tampoco está bien aguantar un dolor que se puede calmar, u ocultar un síntoma doloroso que, de ser descubierto, puede aclarar el diagnóstico y nos permite conocer la realidad de nuestra enfermedad.
• No preguntarnos, ¿por qué a mí? A veces ni los médicos sabemos la causa en forma clara y absoluta. Más bien preguntarnos: ¿para qué me sirve este tiempo de reposo y qué estoy aprendiendo con mi enfermedad?
• De los momentos difíciles siempre podemos aprender y sacar cosas buenas. Así que, ¡ánimo y pronta recuperación!
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