SALUD Y BIOÉTICA

TENEMOS UN ENFERMO EN CASA (2)
por Sonia  A. Muñoz F. MD

Inicialmente la enfermedad del familiar nos impacta, lo atendemos en forma solícita y nos proponemos a ser pacientes y cuidadosos; pero con el paso de los días vamos sintiendo un cansancio que es normal, porque nos toca redoblar las actividades diarias. La consecuencia es el mal genio o la impaciencia, más aún si se trata de una enfermedad muy crónica y a veces con pocas esperanzas de alivio o nuestro familiar ya está entrado en añitos con las consecuencias previsibles (olvidos, mal genio, repetición de las mismas anécdotas, torpeza en los movimientos y requerimiento de cuidados especiales.)
Continuamos con algunas ideas que nos pueden ser de utilidad en torno a la situación del cuidador y al cuidado del enfermo: 
Pensar y tener claro quién va a ser el cuidador principal del enfermo: el familiar más cercano, enfermeros externos, varios familiares, etc.
Aceptar que “cuidar a alguien demanda un esfuerzo físico, mental y emocional y generalmente no estamos preparados para ello”.
Vivir el proceso de duelo de la enfermedad de nuestro familiar, con aceptación y adaptación emocional frente a los cambios que se presenten.
Entender que el cuidador principal siempre necesita de otras personas para que lo ayuden.
Redistribuir en la familia, las funciones de las que se ocupaba el enfermo.
El cuidador debe tener tiempos de descanso y personas que lo reemplacen. Por ejemplo, no debe permanecer más de cinco días seguidos con el enfermo y en turnos máximos de 12 horas.
El cuidador debe aprender a decir No, cuando el enfermo pide ayuda o cuidados sin necesidad.
Recordar que el cuidador tiene una vida, que necesita salir con sus amigos, cuidar de su casa y su familia, dormir y comer bien.
El cuidador debe saber que puede y debe pedir ayuda cuando sea necesario. Aún si no se ofrecen los demás familiares, debe solicitarlo.
El cuidado de un familiar enfermo es un deber moral y una obligación amparada por la ley.
Aceptar la enfermedad de nuestro ser querido y sus síntomas y facilitar que el enfermo se exprese (dolor, mejoría, molestias, etc.).
Podemos “encontrar ayuda por medio de charlas o talleres educativos sobre el cuidado del paciente”. Al igual que podemos instruirnos sobre cómo optimizar los cuidados de enfermería en casa.

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