Todas somos bellasPor: Sonia A. Muñoz F. MD
Estando en el muelle internacional de un aeropuerto, pude ver multitud de mujeres de diferentes tipos de etnias, de todas las edades y de todas las culturas posibles, y me pregunto: ¿Son feas o bonitas? Y la respuesta llega sin dar espera. Cada una es bella de acuerdo a su edad y a su procedencia.
Pero nos hemos dejado imponer “cánones estereotipados de belleza” por una cultura donde muchas veces predomina lo externo, lo vanal y lo “light”; que sin darnos cuenta, terminan afectandonos, casi a todas en algún momento de la vida.
Esto ha llevado a que en la actualidad muchas de nuestras jovencitas y aún adultas jóvenes o maduras, estén llegando a extremos de “cuidar “por ejemplo su peso y su figura, con tal fijación, que llegan incluso, a padecer enfermedades que requieren tratamientos psicológicos y psiquiátricos como la anorexia (negación de la propia figura corporal que las lleva a verse con sobrepeso aún cuando sean delgadas), la bulimia (tendencia a comer y a producirse el vómito para no aumentar de peso), la ortorexia (obsesión con la alimentación “sana y natural”), la vigorexia (obsesión con el ejercicio físico, especialmente en el gimnasio para mantener la figura corporal ideal y el peso soñado), etc.
Y está el campo de las cirugías estéticas, que ha hecho de nosotras una triste caricatura física con los mismos rasgos faciales y corporales (nariz respingada, labios carnosos, busto exagerado, cintura descomunalmente pequeña y pompis generoso).
¿Qué nos queda? Volver a disfrutar de nuestra esencia de ser mujeres, más seguridad en nosotras mismas, recordar que valemos por lo que somos y valorar el cuidado personal en su justa proporción. ¿El resultado? Una mujer bien compuesta y con el mejor tratamiento de belleza que es la paz interior, la alegría y la sonrisa.
Pero nos hemos dejado imponer “cánones estereotipados de belleza” por una cultura donde muchas veces predomina lo externo, lo vanal y lo “light”; que sin darnos cuenta, terminan afectandonos, casi a todas en algún momento de la vida.
Esto ha llevado a que en la actualidad muchas de nuestras jovencitas y aún adultas jóvenes o maduras, estén llegando a extremos de “cuidar “por ejemplo su peso y su figura, con tal fijación, que llegan incluso, a padecer enfermedades que requieren tratamientos psicológicos y psiquiátricos como la anorexia (negación de la propia figura corporal que las lleva a verse con sobrepeso aún cuando sean delgadas), la bulimia (tendencia a comer y a producirse el vómito para no aumentar de peso), la ortorexia (obsesión con la alimentación “sana y natural”), la vigorexia (obsesión con el ejercicio físico, especialmente en el gimnasio para mantener la figura corporal ideal y el peso soñado), etc.
Y está el campo de las cirugías estéticas, que ha hecho de nosotras una triste caricatura física con los mismos rasgos faciales y corporales (nariz respingada, labios carnosos, busto exagerado, cintura descomunalmente pequeña y pompis generoso).
¿Qué nos queda? Volver a disfrutar de nuestra esencia de ser mujeres, más seguridad en nosotras mismas, recordar que valemos por lo que somos y valorar el cuidado personal en su justa proporción. ¿El resultado? Una mujer bien compuesta y con el mejor tratamiento de belleza que es la paz interior, la alegría y la sonrisa.
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