Educar con el afecto
Por: Marta Cecilia Vergara
Alguien dijo: "yo no sabía que la educación de los hijos podía ser algo agradable".
Y claro que debe ser algo agradable, si es el medio en el que no solo los hijos crecen sino que también los padres seguimos creciendo en virtudes.
Al pensar en los hijos pequeños, y en lo que quisieran para ellos, los padres son capaces de vivir muchas virtudes, y el ejemplo de los padres es la base en la formación de los hijos.
Los padres daremos a los hijos solamente lo que somos. Busquemos la relación amorosa, cariñosa, de buen trato, amable, sonriente, atenta a sus necesidades. Todo lo que tenemos para dar a los hijos se recibe mejor en un buen ambiente de familia.
El hogar debe tener como principio el saber escuchar, atender, ver las fortalezas de cada hijo. Para esto, apoyar con constancia el deporte que más le guste, ofrecerle con el control debido lecturas sobre el tema que más le llame la atención, felicitarlos sinceramente cuando logran algo por su propia iniciativa.
La seguridad que da el afecto, la seguridad que da compartir con sus padres de modo agradable, la seguridad que da ver que los padres se quieren, se respetan, se tratan con cariño, la seguridad que da ser escuchados, la seguridad que da poder desarrollar sus fortalezas, la seguridad que da ver a sus padres trabajando y resolviendo situaciones... les dará la posibilidad de alcanzar en la vida lo que se propongan.
Y claro que debe ser algo agradable, si es el medio en el que no solo los hijos crecen sino que también los padres seguimos creciendo en virtudes.
Al pensar en los hijos pequeños, y en lo que quisieran para ellos, los padres son capaces de vivir muchas virtudes, y el ejemplo de los padres es la base en la formación de los hijos.
Los padres daremos a los hijos solamente lo que somos. Busquemos la relación amorosa, cariñosa, de buen trato, amable, sonriente, atenta a sus necesidades. Todo lo que tenemos para dar a los hijos se recibe mejor en un buen ambiente de familia.
El hogar debe tener como principio el saber escuchar, atender, ver las fortalezas de cada hijo. Para esto, apoyar con constancia el deporte que más le guste, ofrecerle con el control debido lecturas sobre el tema que más le llame la atención, felicitarlos sinceramente cuando logran algo por su propia iniciativa.
La seguridad que da el afecto, la seguridad que da compartir con sus padres de modo agradable, la seguridad que da ver que los padres se quieren, se respetan, se tratan con cariño, la seguridad que da ser escuchados, la seguridad que da poder desarrollar sus fortalezas, la seguridad que da ver a sus padres trabajando y resolviendo situaciones... les dará la posibilidad de alcanzar en la vida lo que se propongan.
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