FAMILIA


El poder de una caricia
Por: Elizabeth Aguilar

Una caricia es un leve gesto que sólo exige rozar delicadamente con la mano a una persona, ¡cuánto cariño implica por sí misma, cuántas situaciones tensas puede solucionar y a cuántos problemas es capaz de poner fin!  A veces nos cuesta mucho trabajo regalar una caricia, como si con ello nos rebajásemos o nos sintiésemos un poco bobos.

Las uniones donde abundan las caricias son mucho más duraderas que aquellas en donde se tasan estas muestras afectivas, de tal modo que se puede afirmar que la buena salud de una relación amorosa, pasa siempre por la abundancia de caricias.

La importancia de acariciar y ser acariciado nunca será suficientemente recalcada. Cuando un niño se enferma, es tan importante para su curación la caricia de la madre como el medicamento que el medico le receta; ha sido tristemente demostrado que un niño que crece sin ser besado ni acariciado puede desarrollar graves trastornos mentales en su madurez. 

Todos llevamos dentro lo que los psicólogos llaman nuestro “niño interior”, ese pequeño que pide cariño porque lo necesita para disfrutar de equilibrio psíquico. A nuestro niño interior le gusta acariciar y ser acariciado, le gusta descansar su frente en el hombro de aquél que ama, le gusta coger y ser cogido de la mano. ¡Dejemos que aflore a la superficie ese niño y disfrutemos de la naturalidad con la que da y recibe caricias!

¿Queréis hombres amorosos?

Acariciad a los niños,
acariciad a los jóvenes, 
acariciad sincera y permanentemente.
Sólo es amoroso
quien ha recibido caricias.
                    (Luis Espinoza)

No hay comentarios:

Publicar un comentario