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Vivamos la Paz en esta Cuaresma 
por  Lily Mosquera de Jensen

La paz a veces parece lejana y difícil de lograr. En esta Cuaresma podemos hacer un proyecto para encontrarla y vivirla mejor.

Las circunstancias en que viven algunos países no son normales. Basta ver un noticiero o leer un periódico para caer en cuenta de todos los problemas y adversidades que se presentan por doquier. Nuestros hermanos venezolanos están sufriendo a diario, sin saber cuál será su futuro y qué tan lejos esté su bienestar. En nuestro país, fuera de la guerrilla, del narcotráfico, del desempleo, de la inseguridad, de la corrupción por todo lado, de las dificultades económicas de nuestro pueblo, la gente que sufre se cuenta por miles. Pero a través de todos estos males debemos hacer nuestra reflexión. No dejar que pase esta Cuaresma sin que se marquen nuestros propósitos en algo positivo.

Al hablar de la anhelada paz para Colombia, todos coinciden en que, para lograrla, es necesario que los corazones se llenen de paz. Un paso antes, como para prepararnos a llenar esos corazones de paz, debemos proponernos, en esta Cuaresma, a vivir la alegría. Si, la alegría en medio de tanto problema. Los proyectos importantes son difíciles pero trabajemos en ellos con empeño. A pesar de que la preocupación nos quite el sueño, de que las noticias nos encojan el ánimo y a pesar de las lágrimas que se nos escapan cuando vemos en la televisión a tanta gente sin techo y sin comida, conservemos el buen humor para que el ambiente en la casa no sea de penumbra sino de luz, de alegría y de fe.

Y si en cada casa hay alguien que se proponga vivir contento, tener palabras y detalles amables con los demás, ser considerado, si la mamá se esmera en que la comida esté deliciosa, si a alguno le gusta cantar, si hay otro que los hace reír, si alguien se empeña en que los demás vivan la vida mas bonita, comenzaremos a quitarle amargura a los corazones y a prepararlos para que se llenen de la dichosa paz. Y así no seremos abatidos por la amargura que nos rodea.

Este proyecto difícil se complementa con la oración. ¿Qué más es la oración sino conversar con Dios? No es necesaria la oración contemplativa del místico; también se comunica con Dios el campesino, el vigilante, el empresario, el niño, a veces en medio de su actividad. Lo fundamental es la disposición interior llena de confianza y sencillez.. Dios, como Padre misericordioso, siempre nos escucha, no importa cuán simple y corta sea nuestra plegaria. La oración es la mejor arma que tenemos, como seres humanos, para llenar de paz el corazón.

En esta época, con una fórmula invencible de optimismo y oración podemos trasmitir  un espíritu nuevo: darle alegría a alguien y así comenzaremos a quitarle amargura a los corazones.

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