VARIEDADES

¿Qué hacer cuando alguien llega de improviso? 
por Martha Olga Botero

Hoy en día, con la facilidad del celular, generalmente nos anuncian, aunque sea unos minutos antes, que alguien viene de improviso a nuestra casa. Sin embargo, antes de abrir el portón, me preguntaré: ¿Estoy arreglada apropiadamente o parezco una bruja? ¿Tengo mi casa en orden?  Si esto no es así, pido disculpas de inmediato, pero mejor es que nunca me encuentren en ese estado en horas normales de recibo.                                                
Unas reglas de oro: No entrar en pánico, disfrutar el momento y ofrecerle a Dios la incomodidad, si es que nos la produce.
¿Quién llega? 
¿Un mensajero con una carta de entrega inmediata? ¿un servicio a domicilio? ¿el plomero? ¿un familiar ?...
Para TODOS debe haber un saludo amable con una amplia sonrisa. Después de cruzar algunas palabras con la persona, haremos entrar al que debe entrar y dirigirlo al lugar que corresponde: el plomero al sitio de la reparación; al mensajero del súper a la cocina para que deposite los paquetes (si son pequeños, los recibimos en la puerta); al empleado de la mensajería exprés, le firmaremos su recibo. 

Por seguridad, nunca dejemos la puerta abierta ni desatendida.

Ofrezcamos siempre algo de tomar y comer. Estoy segura de que quien viene de la calle tendrá sed y fatiga. Seamos buenas samaritanas: un vaso con agua y unas galleticas no desbalancean nuestra canasta familiar  y habremos hecho feliz a alguien con un trato digno.
A los familiares recibámoslos con alegría, pues cada abrazo y cada beso fortalecen los lazos de amor.
A los niños demostrémosles con mayor efusividad  la inmensa alegría que da verlos, porque se sentirán muy bien y así aprenderán a saludar.
A las amigas, dependiendo del grado de amistad, asimismo las recibiremos con cariño sincero. Y si es una persona de menos confianza, saludémosla formal pero cordialmente.
(continuará)
 

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